Conéctate Con Dios

La protección divina: Salmo 28.7, un refugio seguro


Salmo 28.7: «Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes una poderosa promesa que se encuentra en el Salmo 28.7. Este versículo nos recuerda que nuestro Dios es nuestra fortaleza y nuestro escudo. En Él podemos confiar plenamente, sabiendo que siempre estará ahí para ayudarnos.

En este mundo lleno de desafíos y dificultades, es fácil sentirse abrumado y desanimado. Pero cuando recurrimos a nuestro Señor, encontramos fortaleza y protección. Él es nuestra roca firme en medio de las tormentas de la vida. Cuando depositamos nuestra confianza en Él, podemos estar seguros de que no seremos derribados.

Imaginen por un momento la imagen de un escudo. Un escudo es una herramienta de defensa que utilizamos para protegernos de los ataques del enemigo. En este caso, nuestro Dios es nuestro escudo. Él nos protege de todo mal y nos guarda de los peligros que nos rodean. Si confiamos en Él, podemos estar seguros de que nunca nos dejará desamparados.

La segunda parte de este versículo nos dice que cuando confiamos en Dios y somos ayudados por Él, nuestro corazón se llena de gozo. No importa cuán difícil sea la situación en la que nos encontremos, cuando nos apoyamos en el Señor, Él nos llena de alegría y paz. Nuestro corazón rebosa de gratitud y alabanza, y deseamos compartir nuestro cántico de adoración con Él.

Hermanos y hermanas, ¿han experimentado alguna vez el poder de confiar en Dios? ¿Han sentido cómo Él los levanta y los sostiene en momentos difíciles? Si aún no han experimentado esta maravillosa promesa, les animo a que lo hagan. No hay nada más gratificante que dejar que Dios tome el control de nuestras vidas y confiar en Su poder para guiarnos y protegernos.

Quizás estén enfrentando situaciones que les parecen imposibles de superar. Tal vez sientan que no tienen la fuerza suficiente para seguir adelante. Pero les digo hoy, con todo mi corazón, que Dios es su fortaleza. Él es más poderoso que cualquier adversidad que puedan enfrentar. No importa cuán grande sea el desafío, Él está ahí para ayudarles.

Incluso en medio de las pruebas más difíciles, podemos encontrar consuelo y esperanza en las palabras del Salmo 28.7: «Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré.» Estas palabras son un recordatorio de que no estamos solos, de que nuestro Dios está con nosotros en cada paso del camino.

Que este versículo sea un faro de luz en sus vidas, una fuente de fortaleza y consuelo. Confíen en Dios y permitan que Él los guíe en medio de las tormentas. Permítanle ser su escudo y su defensor. Y cuando sientan gozo en sus corazones por todo lo que Él ha hecho por ustedes, alábenlo con cánticos de gratitud y adoración.

Queridos hermanos y hermanas, recuerden siempre que Jehová es su fortaleza y su escudo. Confíen en Él en todo momento y Él les ayudará. Permítanle llenar sus corazones de gozo y alábenlo con cánticos de gratitud. En Él encontrarán la paz y la seguridad que tanto anhelan.

Salmo 28.7: «Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré.»

Que Dios les bendiga abundantemente.

[Insertar Salmo 28.7 aquí una vez más]