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La verdadera riqueza: Mejor es poco con temor de Dios


Proverbios 15.16: «Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación.» (Reina Valera)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy nos encontramos nuevamente para reflexionar sobre la Palabra de Dios y encontrar inspiración en ella. En esta ocasión, centraremos nuestra atención en el Proverbio 15.16, que nos enseña una valiosa lección sobre el verdadero valor de las cosas. Permítanme repetirlo una vez más: «Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación.»

En nuestra sociedad actual, a menudo se nos bombardea con mensajes que nos hacen creer que la felicidad y el éxito se encuentran en la acumulación de riquezas materiales. Nos enseñan que tener más y más cosas nos brindará la paz y la satisfacción que anhelamos. Sin embargo, el libro de Proverbios nos desafía a repensar esta mentalidad y nos muestra que la verdadera felicidad se encuentra en algo mucho más valioso.

El pasaje nos enseña que es mejor tener poco, pero vivir con el temor de Dios, que poseer grandes tesoros pero vivir en constante turbación. ¿Qué significa vivir con el temor de Dios? Significa tener una reverencia profunda por nuestro Creador, obedecer sus mandamientos y buscar su voluntad en todas las áreas de nuestra vida. Cuando vivimos en temor de Dios, nuestras prioridades cambian y nuestras acciones reflejan su amor y sabiduría.

La segunda parte del proverbio nos advierte sobre los peligros de buscar solo riquezas materiales. No hay nada de malo en tener posesiones o disfrutar de la abundancia, pero cuando estas cosas se convierten en lo más importante en nuestra vida, nos alejamos de Dios y nos sumergimos en la turbación. El dinero y los bienes materiales no pueden brindarnos la paz y la alegría duraderas que solo Dios puede dar.

En lugar de buscar ansiosamente los tesoros terrenales, debemos centrar nuestra atención en acumular tesoros en el cielo. Jesús nos enseñó en Mateo 6:19-20: «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.» (Mateo 6:19-20, Reina Valera)

Los tesoros eternos son aquellos que provienen de una vida vivida en obediencia y amor a Dios. Son las relaciones edificadas en el amor de Cristo, la generosidad hacia los necesitados, el testimonio de nuestra fe y el impacto que dejamos en el mundo para la gloria de Dios. Estos tesoros no pueden ser robados ni perdidos, y nos brindan una paz y una satisfacción que ninguna riqueza material puede igualar.

Entonces, ¿cómo podemos aplicar esta enseñanza en nuestra vida diaria? Aquí hay tres prácticas que podemos adoptar:

1. Cultivar una vida de temor a Dios: Dediquemos tiempo diario a la oración, el estudio de la Palabra y la adoración. Busquemos la guía y dirección de Dios en todas nuestras decisiones y acciones.

2. Priorizar el reino de Dios: En lugar de buscar ansiosamente nuestras propias metas y deseos, pongamos el reino de Dios primero en nuestras vidas. Busquemos su voluntad en todo y obedezcámosla con gozo y gratitud.

3. Vivir una vida generosa: En lugar de acumular riquezas solo para nuestro propio beneficio, aprendamos a ser generosos y compartir lo que tenemos con los demás. Seamos buenos administradores de los recursos que Dios nos ha dado y usemos nuestras bendiciones para bendecir a otros.

Queridos hermanos y hermanas, recordemos siempre las palabras del Proverbio 15.16: «Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación.» Que estas palabras nos inspiren a buscar los tesoros eternos y a vivir una vida que honre y agrade a nuestro Dios.

Oremos juntos: Padre celestial, ayúdanos a entender el verdadero valor de las cosas y a vivir con temor y reverencia hacia ti. Enséñanos a priorizar tu reino y a vivir generosamente en todo momento. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de tu amor y gracia. En el nombre de Jesús, amén.

Proverbios 15.16: «Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación.» (Reina Valera)