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Léeme El Salmo 91: Protección divina asegurada


Léeme El Salmo 91

¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy quiero compartir con ustedes un mensaje inspirador basado en el Salmo 91. Este salmo, también conocido como «El Refugio del Altísimo», es una fuente de consuelo y fortaleza para todos aquellos que ponen su confianza en Dios. Permítanme guiarles a través de este hermoso pasaje de las Escrituras, en la Reina Valera, y descubrir juntos las bendiciones que nos ofrece.

Comencemos leyendo el Salmo 91:1-2: «El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré». Estas palabras nos enseñan que aquellos que hacen de Dios su refugio y su fortaleza, encontrarán seguridad y protección en Él. El salmista reconoce que solo en Dios podemos encontrar verdadera esperanza y confianza.

En este mundo lleno de incertidumbre y peligros, es reconfortante saber que tenemos un Dios que nos cubre con su manto protector. El versículo 4 nos dice: «Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad». Imaginen a un polluelo acurrucado bajo las alas de su madre, protegido de cualquier peligro. Así es como Dios nos cuida y nos guarda, envolviéndonos con su amor y su verdad.

El Salmo 91 también nos asegura que Dios nos libra de enfermedades y pestes. Versículo 3: «El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora». No importa cuán amenazadora sea la situación que enfrentamos, Dios tiene el poder de liberarnos y protegernos. Nos invita a confiar en Él y a tener la certeza de que su amor y su poder nos rodean.

Además de la protección física, este salmo también nos habla de la paz y el descanso que encontramos en Dios. Versículo 9: «Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación». Cuando hacemos de Dios nuestra morada, encontramos refugio en su presencia. Él nos brinda paz en medio de las tormentas y nos fortalece cuando nos sentimos débiles.

Quiero animarles a que mediten en las palabras del Salmo 91 y las hagan parte de su vida diaria. Dejen que estas promesas de protección y cuidado del Altísimo les llenen de esperanza y confianza en Dios. Cuando enfrenten situaciones difíciles o se sientan desanimados, recuerden que tienen un refugio seguro en el Señor.

En momentos de miedo o angustia, declaren en voz alta: «Léeme El Salmo 91, porque Dios es mi refugio y mi fortaleza. En Él confío y encuentro seguridad». Permítanme recordarles una vez más: «El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente».

Concluyo este mensaje inspirador animándoles a que hagan de Dios su refugio y fortaleza. Que su amor y su protección sean su escudo en todo momento. Recuerden que Dios está con ustedes, cuidándoles y guiándoles en cada paso del camino. Léeme El Salmo 91 y encuentren consuelo en la presencia del Altísimo.

Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Amén.

Léeme El Salmo 91.