Conéctate Con Dios

Lo que los labios de los niños proclaman: Salmos 8:2


Salmos 8:2 (RVR 1960) proclama: «De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo.» Estas palabras nos recuerdan la importancia de la alabanza y la adoración en la vida de un creyente. A través de la sencillez y la pureza de los niños y aquellos que aún maman, Dios establece Su fortaleza y silencia a Sus enemigos.

Como ministros cristianos, es fundamental recordar que la alabanza y la adoración son herramientas poderosas en la lucha espiritual. A menudo, nos enfrentamos a enemigos invisibles y vengativos que intentan desanimarnos y distraernos de nuestro camino con Dios. Sin embargo, la respuesta no se encuentra en nuestras propias fuerzas o habilidades, sino en la fortaleza que Dios establece a través de la alabanza y la adoración.

La alabanza y la adoración nos conectan directamente con la presencia de Dios. Cuando entramos en Su presencia con un corazón humilde y sincero, nos encontramos cara a cara con Su poder y Su gloria. Es en ese momento que Dios establece Su fortaleza en nuestras vidas, capacitándonos para enfrentar cualquier desafío que se nos presente.

En la sociedad actual, a menudo se menosprecia la importancia de la alabanza y la adoración. Se considera como algo opcional, reservado solo para momentos especiales en la iglesia. Sin embargo, Salmos 8:2 nos recuerda que la alabanza y la adoración son vitales para nuestra vida cotidiana como creyentes. No solo nos permiten experimentar la presencia de Dios, sino que también silencian al enemigo y al vengativo.

Cuando alabamos y adoramos a Dios, reconocemos Su grandeza y Su soberanía sobre todas las cosas. Declaramos que Él es más grande que cualquier problema o dificultad que podamos enfrentar. Al hacerlo, silenciamos al enemigo que intenta sembrar dudas y miedo en nuestras vidas.

Además, la alabanza y la adoración nos ayudan a enfocarnos en Dios y no en nuestras circunstancias. A menudo, nos dejamos llevar por las preocupaciones y los problemas que nos rodean, perdiendo de vista la grandeza de nuestro Dios. Sin embargo, cuando levantamos nuestra voz en alabanza y adoración, recordamos quién es Dios y qué ha hecho por nosotros. Esto nos llena de confianza y nos capacita para enfrentar cualquier situación con valentía y fe.

En última instancia, la alabanza y la adoración nos llevan a un lugar de intimidad más profunda con Dios. A través de la alabanza, nos acercamos a Él y experimentamos Su amor y gracia de una manera tangible. Nos permite conectarnos con Su corazón y recibir de Su sabiduría y dirección.

En conclusión, Salmos 8:2 es un recordatorio poderoso de la importancia de la alabanza y la adoración en la vida de un creyente. A través de estas prácticas, Dios establece Su fortaleza en nosotros y silencia a nuestros enemigos. No subestimemos el poder de la alabanza y la adoración en nuestra vida cotidiana. Que nuestros corazones estén siempre dispuestos a alabar y adorar a nuestro Dios, reconociendo Su grandeza y permitiendo que Él establezca Su fortaleza en nosotros.

Salmos 8:2 (RVR 1960):
«De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza,
A causa de tus enemigos,
Para hacer callar al enemigo y al vengativo.»

¡Que nuestras voces se unan a la de los niños y los que maman, para proclamar la grandeza de nuestro Dios y ver Su fortaleza establecida en nuestras vidas!

Salmos 8:2 (RVR 1960):
«De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza,
A causa de tus enemigos,
Para hacer callar al enemigo y al vengativo.»