Cita Bíblica: “Maldito el hombre que confía en el hombre” (Jeremías 17:5).
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy, me gustaría reflexionar sobre una poderosa cita bíblica que nos invita a examinar la forma en que depositamos nuestra confianza. En Jeremías 17:5, leemos: “Maldito el hombre que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová”.
Esta frase, “Maldito el hombre que confía en el hombre”, nos hace reflexionar sobre la importancia de poner nuestra confianza en Dios y no en las personas. Vivimos en un mundo donde es fácil caer en la tentación de confiar en los hombres, en sus palabras, promesas y acciones. Sin embargo, la Palabra de Dios nos advierte que aquellos que confían en el hombre serán maldecidos.
¿Por qué es tan peligroso confiar en los hombres? Porque los hombres son falibles, pecadores y limitados. Todos somos susceptibles a cometer errores y a fallar en nuestras promesas. Incluso la persona más confiable puede defraudarnos en algún momento. Pero Dios, nuestro Padre celestial, es perfecto en todo sentido. Él es fiel, amoroso y nunca nos decepcionará.
Cuando confiamos en los hombres, corremos el riesgo de alejarnos de Dios. Nuestro corazón se aparta del Señor, y comenzamos a depender de nuestras propias fuerzas y capacidades. Ponemos nuestra confianza en lo humano, en lugar de depender totalmente de la guía y provisión divina. Esto nos conduce a la frustración, la desilusión y, en última instancia, a la maldición.
Entonces, ¿cómo podemos evitar caer en la trampa de confiar en los hombres? La respuesta está en volver nuestra mirada hacia Dios y afirmar nuestra confianza en Él. En el Salmo 118:8-9, leemos: “Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes”. Solo Dios es digno de nuestra confianza inquebrantable.
Cuando confiamos en Dios, experimentamos su amor, su fidelidad y su poder. Nos damos cuenta de que Él es el único que tiene el control de nuestras vidas y que siempre está dispuesto a cuidarnos y proveernos. No importa cuán desalentadoras sean las circunstancias o cuán inciertos sean los tiempos, podemos tener paz y seguridad en Él.
Al depositar nuestra confianza en Dios, también aprendemos a perdonar y a amar a los demás. Reconocemos que todos somos imperfectos y necesitamos la gracia y misericordia divina. Nos volvemos más compasivos y dispuestos a ayudar a aquellos que nos rodean, sin juzgar ni exigir perfección.
En conclusión, hermanos y hermanas, recordemos siempre la poderosa advertencia de Jeremías 17:5: “Maldito el hombre que confía en el hombre”. No dejemos que la tentación de confiar en lo humano nos aleje de la bendición y la protección divina. En lugar de eso, pongamos nuestra confianza en Dios, quien nunca nos defraudará y nos llevará por caminos de vida abundante.
Que cada uno de nosotros pueda reflexionar sobre esta cita bíblica y tomar decisiones sabias en nuestra manera de confiar. Recordemos que, aunque los hombres pueden fallar, Dios siempre es digno de nuestra confianza. Busquemos su guía y su dirección en todo momento, y experimentaremos su amor y su bendición en nuestras vidas.
¡Que la paz y la gracia de nuestro Señor Jesucristo estén con cada uno de ustedes!
Cita Bíblica: “Maldito el hombre que confía en el hombre” (Jeremías 17:5).