Salmos 139:13 al 16 (RVR 1960):
13 Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes un pasaje de las Sagradas Escrituras que nos recuerda cuán maravillosamente fuimos creados por nuestro Dios. En el Salmo 139:13 al 16, el salmista David expresa su asombro y gratitud por la obra de Dios en su vida desde el momento de su concepción hasta su nacimiento.
En estos versículos, David reconoce que fue Dios quien lo formó en el vientre de su madre. Él comprende que su existencia no fue un accidente, sino el resultado del plan perfecto de un Creador amoroso. David se maravilla de las obras de Dios y reconoce que son formidables y maravillosas.
Amados hermanos, también nosotros podemos maravillarnos de las obras de nuestro Dios. Cada uno de nosotros fue creado y diseñado de manera única por el Creador del universo. No somos simples accidentes, sino seres preciosos y amados por Dios. Él nos formó con amor y cuidado, tejiendo cada parte de nuestro ser en el vientre de nuestra madre.
Es importante recordar que Dios no solo nos creó físicamente, sino que también nos conoce íntimamente. En el versículo 15, David declara que su cuerpo no fue un secreto para Dios. Aunque fue formado en oculto, en lo más profundo de la tierra, Dios estaba presente y conocía cada detalle de su desarrollo. ¡Qué maravilloso es saber que nuestro Dios nos conoce desde el principio hasta el fin!
Queridos hermanos y hermanas, es crucial entender que nuestra vida no es un accidente o una casualidad. Nuestro Creador nos formó con un propósito y un plan específico en mente. En el versículo 16, David afirma que Dios vio su embrión y que en Su libro estaban escritas todas las cosas que serían formadas. Cada uno de nosotros tiene un lugar en el plan divino y nuestras vidas son preciosas a los ojos de Dios.
En momentos de duda y dificultad, recordemos estos versículos. No importa cuán insignificantes o desvalorizados podamos sentirnos, Dios nos creó con amor y nos conoce íntimamente. Somos valiosos y amados por Él. No hay detalle de nuestras vidas que escape a Su atención y cuidado.
Hermanos, permitamos que estos versículos nos inspiren a vivir vidas llenas de agradecimiento y alabanza a nuestro Creador. Reconozcamos Su obra maravillosa en nuestras vidas y compartamos con otros el amor y la gracia que hemos recibido. Que podamos ser testigos vivientes de la fidelidad y el amor de Dios en todo lo que hacemos.
En conclusión, el Salmo 139:13 al 16 nos recuerda que somos maravillosamente creados por Dios. No somos accidentes, sino seres preciosos y amados por nuestro Creador. Que estos versículos nos inspiren a vivir vidas de gratitud, a reconocer la obra de Dios en nuestras vidas y a compartir Su amor con aquellos que nos rodean.
Salmos 139:13 al 16:
13 Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16 Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
¡Bendiciones en Cristo!
Salmos 139:13 al 16.