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¡Mi escudo protector! Salmos 18:35 revela el poder divino


Salmos 18:35 – Mi amado hermano, mi amada hermana, hoy quiero compartir con ustedes la maravillosa promesa que encontramos en Salmos 18:35. Este pasaje nos enseña que Dios nos ha dado la fortaleza para enfrentar cualquier desafío que se presente en nuestras vidas. Permítanme sumergirnos en las profundidades de esta poderosa declaración y descubrir cómo podemos aplicarla en nuestras vidas diarias.

Cuando leemos este versículo, nos encontramos con la imagen de Dios como nuestro defensor y protector. Nos dice que Él ha extendido su mano derecha para sostenernos y guiarnos en momentos de dificultad. Imaginen la fuerza y el apoyo que esto nos brinda. No estamos solos, no estamos abandonados. ¡Tenemos al Todopoderoso a nuestro lado!

En nuestra vida diaria, enfrentamos muchas situaciones y desafíos que a menudo nos superan. Puede ser una enfermedad, una pérdida, una relación rota o una montaña de problemas que parecen insuperables. Pero quiero animarte a que no te rindas, porque Dios está contigo. Él es tu roca, tu fortaleza, tu refugio seguro en medio de la tormenta. Cuando te sientas débil, recuerda que Dios te ha dado la fortaleza para superar cualquier obstáculo.

Nuestro Dios es un Dios de acción. Él no se queda pasivo mientras luchamos en nuestras circunstancias. Al contrario, nos sostiene con su mano poderosa y nos guía hacia la victoria. Él es nuestro maestro de guerra, nuestro estratega divino. Cuando enfrentamos batallas, no lo hacemos solos. Dios pelea por nosotros y nos asegura la victoria. No importa cuán difícil sea la situación, Él siempre está dispuesto a intervenir y proveer el camino hacia la superación.

Quiero alentarte a que confíes en Dios en todo momento. No importa cuán grande sea el desafío que enfrentes, Él tiene el control y te da la fuerza para superarlo. No confíes en tus propias habilidades o en tus propias fuerzas, porque estas son limitadas. En cambio, coloca tu confianza en Aquel que nunca falla, en Aquel que tiene poder para hacer lo imposible posible.

Cuando enfrentes momentos de debilidad, ve hacia Dios y permítele ser tu fortaleza. Pídele que te guíe y te dé la sabiduría para enfrentar cualquier situación. Recuerda que no hay nada que esté fuera del alcance de su poder. Él es capaz de hacer mucho más de lo que podríamos imaginar.

Amados hermanos y hermanas, hoy los animo a que se afiancen en la promesa de Salmos 18:35. Crean en el poder de Dios para fortalecerlos y guiarlos en todas las áreas de sus vidas. No permitan que los desafíos los derriben, sino que se levanten con la confianza de que Dios está a su lado, extendiendo su mano derecha para sostenerlos.

En conclusión, Dios es nuestro refugio y fortaleza. Él nos ha dado la fuerza para enfrentar cualquier desafío que se presente en nuestras vidas. Si confiamos en Él y buscamos su guía, Él nos sostendrá y nos llevará a la victoria. Recordemos siempre la promesa de Salmos 18:35 y vivamos con la certeza de que Dios es nuestra fortaleza en todo momento.

Salmos 18:35 – Tú me das el escudo de tu salvación; tu diestra me sustenta, y tu benignidad me ha engrandecido.

¡Que la fortaleza de Dios te acompañe en cada paso que des!

Salmos 18:35 – Tú me das el escudo de tu salvación; tu diestra me sustenta, y tu benignidad me ha engrandecido.