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Palabra Sobre La Ofrenda: Descubre su Poder Transformador


Palabra Sobre La Ofrenda: Una Bendición para Nuestras Vidas

¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy nos reunimos para reflexionar sobre la Palabra Sobre La Ofrenda, un tema fundamental en nuestra vida como creyentes. La ofrenda no es simplemente un acto de dar, sino una expresión de gratitud y adoración a nuestro Dios Todopoderoso. Es un privilegio y una bendición poder participar en este acto de generosidad y obediencia.

En el libro de Malaquías 3:10, leemos: «Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde». Estas palabras nos revelan el corazón generoso de nuestro Padre celestial y su deseo de bendecirnos abundantemente.

La ofrenda es una forma de honrar a Dios con nuestros recursos y talentos. No se trata solo de dar una parte de nuestras finanzas, sino de entregar todo a Dios, confiando en su fidelidad y provisión. Al dar nuestra ofrenda, estamos demostrando nuestra dependencia de Dios y nuestra disposición para ser administradores fieles de todo lo que Él nos ha dado.

En 2 Corintios 9:7, encontramos una enseñanza valiosa: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre». Aquí se nos recuerda que la actitud con la que damos es tan importante como la ofrenda misma. Dios no desea que demos con tristeza o a regañadientes, sino con alegría y gratitud por todo lo que Él ha hecho por nosotros.

Al dar nuestra ofrenda, estamos sembrando en el Reino de Dios. No solo estamos bendiciendo a otros, sino que también estamos cosechando bendiciones para nosotros mismos. En Lucas 6:38, Jesús nos dice: «Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir». Nuestro Dios es fiel y recompensará nuestra generosidad con su abundante gracia y favor.

La ofrenda también es una forma de participar en la expansión del Reino de Dios en la Tierra. Cuando damos, estamos apoyando la obra de la iglesia, permitiendo que los ministerios alcancen a más personas y compartan el mensaje de salvación. En Filipenses 4:18, el apóstol Pablo expresa su gratitud hacia la iglesia de Filipos por su ofrenda: «Y tengo todo en abundancia, y estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios». Nuestras ofrendas son como un sacrificio fragante y agradable a los ojos de Dios.

Además de la bendición material que recibimos al dar, también experimentamos una transformación espiritual. La ofrenda nos ayuda a liberarnos de la avaricia y la dependencia del dinero, permitiéndonos confiar plenamente en Dios como nuestro proveedor. En 1 Timoteo 6:17-18, se nos exhorta: «A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos».

Hermanos y hermanas, la Palabra Sobre La Ofrenda nos invita a vivir una vida de generosidad y gratitud hacia nuestro Dios. Al dar con alegría y obediencia, estamos sembrando bendiciones en nuestra vida y en la vida de los demás. No tengamos miedo de dar, confiando en la fidelidad de Dios y en su promesa de bendecirnos abundantemente.

En conclusión, recordemos siempre la importancia de la ofrenda en nuestra vida como creyentes. La ofrenda es una expresión de gratitud, adoración y confianza en Dios. Al dar, estamos sembrando en el Reino de Dios y participando en la expansión de su obra en la Tierra. Que nuestras ofrendas sean un sacrificio agradable y fragante a los ojos de nuestro Padre celestial.

Que la Palabra Sobre La Ofrenda resuene en nuestros corazones y nos inspire a vivir una vida de generosidad y obediencia a nuestro Dios. Que podamos experimentar su abundante bendición y ser canales de su amor y provisión en este mundo.

¡Que Dios les bendiga abundantemente en todas sus ofrendas y en todas las áreas de sus vidas! Amén.

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