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Primero Dios, luego la familia y la iglesia: el versículo que guía nuestro camino


Primero Dios, Después La Familia Y Luego La Iglesia Versículo

¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy me dirijo a ustedes con gran entusiasmo para compartir la hermosa verdad contenida en el versículo «Primero Dios, Después La Familia Y Luego La Iglesia». Esta declaración poderosa nos recuerda la importancia de tener nuestras prioridades en orden y cómo esto puede impactar nuestras vidas y nuestro caminar con Dios.

En nuestra sociedad actual, a menudo nos vemos atrapados en una carrera constante en la que nos esforzamos por alcanzar el éxito material, perseguir nuestras metas personales y buscar nuestra propia felicidad. Sin embargo, en medio de este ajetreo y bullicio, es fácil perder de vista lo más importante: Dios, nuestra familia y nuestra iglesia.

En primer lugar, Dios debe ser nuestra principal prioridad en la vida. Él es nuestro Creador, nuestro Salvador y nuestro Pastor. En el libro de Mateo 6:33, Jesús nos enseña: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Cuando buscamos a Dios en primer lugar, ponemos nuestra confianza en Él y reconocemos su soberanía sobre nuestras vidas. Esto nos permite experimentar su paz, su guía y su provisión en todo momento.

En segundo lugar, después de Dios, debemos darle importancia a nuestra familia. La familia es un regalo precioso que Dios nos ha dado. En la Biblia, en Efesios 6:1-3, se nos enseña: «Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra». Nuestra familia es un reflejo del amor y la gracia de Dios en nuestras vidas. Debemos cuidar y valorar a nuestros padres, esposos, esposas, hijos y hermanos, y buscar su bienestar y crecimiento espiritual.

Por último, pero no menos importante, es la iglesia. La iglesia es el cuerpo de Cristo, una comunidad de creyentes que se reúne para adorar a Dios, edificarse mutuamente y alcanzar a los perdidos con el evangelio. En Hebreos 10:24-25 se nos exhorta: «Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca». La iglesia es un lugar donde encontramos apoyo, aliento y enseñanza para crecer en nuestra fe y vivir una vida santa y obediente.

Queridos hermanos y hermanas, al recordar y vivir según el versículo «Primero Dios, Después La Familia Y Luego La Iglesia», experimentaremos una vida equilibrada y plena. Cuando damos prioridad a Dios en nuestras vidas, buscamos su voluntad y confiamos en Él, encontraremos la verdadera paz y satisfacción en medio de cualquier circunstancia. Al honrar y amar a nuestra familia, fortaleceremos los lazos de amor y unidad, y seremos un testimonio vivo del amor de Dios. Finalmente, al comprometernos con nuestra iglesia, seremos edificados y equipados para servir a Dios y cumplir con el propósito para el cual fuimos creados.

En conclusión, mi amado pueblo de Dios, recordemos siempre la importancia de tener nuestras prioridades en orden: Primero Dios, Después La Familia Y Luego La Iglesia. Que este versículo sea un recordatorio constante en nuestras vidas y que nos motive a vivir en obediencia y amor hacia Dios, nuestra familia y nuestra comunidad de fe. Que Dios los bendiga abundantemente y les conceda la sabiduría y la fuerza para vivir según su voluntad en cada área de sus vidas. ¡Amén!

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