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Promesa eterna de Dios: Salmo 103:17-18


Salmo 103:17-18

«La misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,
Y su justicia sobre los hijos de los hijos;
Sobre los que guardan su pacto,
Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy nos encontramos aquí para reflexionar sobre las maravillosas promesas del Salmo 103:17-18. Estos versículos nos recuerdan el amor y la fidelidad de nuestro Dios hacia aquellos que le temen y guardan su pacto. Permítanme compartir con ustedes cómo estas palabras pueden inspirarnos y fortalecernos en nuestra vida de fe.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la misericordia de Jehová es eterna. Desde el principio de los tiempos hasta la eternidad, Dios ha mostrado su amor y compasión hacia su pueblo. Su misericordia no tiene límites y nunca se agota. No importa cuán lejos hayamos caído o cuán grande haya sido nuestro pecado, siempre podemos acudir a Él y encontrar su perdón y gracia.

Además, la justicia de Dios se extiende a través de las generaciones. No solo somos beneficiarios de su misericordia en nuestra propia vida, sino que también se extiende a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Esto nos da la seguridad de que nuestra fe y obediencia a Dios no solo afectan nuestra propia vida, sino que también tienen un impacto en las generaciones futuras. Nuestros actos de fidelidad pueden ser una semilla que crecerá y dará fruto en las vidas de aquellos que nos sucederán.

El Salmo 103 también nos recuerda la importancia de guardar el pacto de Dios y obedecer sus mandamientos. No basta con creer en Dios, sino que debemos vivir de acuerdo con su voluntad. Nuestra fe debe ser evidente en nuestra forma de vida y en nuestras acciones diarias. Solo cuando recordamos y obedecemos los mandamientos de Dios podemos experimentar plenamente su amor y bendición en nuestras vidas.

Las palabras del Salmo 103:17-18 nos retan a ser personas de integridad y lealtad hacia Dios. Nos animan a vivir una vida que refleje nuestra fe y a ser testigos de su amor y fidelidad en todo momento. No debemos conformarnos con una fe pasiva, sino que debemos ser activos en nuestra relación con Dios y en nuestro servicio a los demás.

Queridos hermanos y hermanas, en momentos de dificultades o pruebas, recordemos siempre las promesas del Salmo 103:17-18. No importa cuán oscuro sea el camino, cuán pesada la carga o cuán incierta la situación, podemos confiar en la misericordia y justicia de nuestro Dios. Él nunca nos abandonará, sino que estará siempre a nuestro lado, guiándonos y fortaleciéndonos.

Así que, hermanos y hermanas, sigamos adelante con valentía y confianza en la fidelidad de nuestro Dios. Sigamos guardando su pacto y obedeciendo sus mandamientos. Que nuestra vida sea un testimonio vivo de su amor y gracia. Y recordemos siempre las palabras del Salmo 103:17-18:

«La misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,
Y su justicia sobre los hijos de los hijos;
Sobre los que guardan su pacto,
Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.»

En estas palabras encontramos la esperanza, el consuelo y la motivación para seguir adelante en nuestra vida de fe. Dios está con nosotros, y su misericordia y justicia nos acompañarán siempre.

Que Dios les bendiga y les fortalezca en su caminar.

Salmo 103:17-18