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Protección divina: Salmos 121 NTV revela el amparo celestial


Salmos 121 NTV: Una Promesa de Protección Divina en Medio de la Adversidad

Salmos 121 NTV
1 Alzaré mis ojos a los montes;
¿de dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy deseo compartir con ustedes un pasaje bíblico que nos brinda consuelo y fortaleza en momentos de adversidad. El Salmo 121 NTV es un recordatorio poderoso de que nuestro socorro proviene del Señor, quien creó los cielos y la tierra. En medio de los desafíos de la vida, debemos recordar esta verdad y confiar en la protección divina que nos es prometida.

Cuando el salmista dice: «Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?», podemos identificarnos con esa pregunta. En ocasiones, nos encontramos ante situaciones que parecen insuperables, y nuestro espíritu se llena de incertidumbre. Sin embargo, el salmista nos recuerda que nuestra ayuda proviene únicamente de Dios. No hay montañas demasiado altas ni valles demasiado profundos que puedan separarnos de su amor y protección.

Es importante reconocer que nuestra seguridad no depende de nuestras propias fuerzas ni de las circunstancias que nos rodean. Nuestra seguridad radica en el poder y la fidelidad de nuestro Padre celestial. Él nunca duerme ni se distrae; está siempre atento a nuestras necesidades y dispuesto a extendernos su mano protectora.

El salmista continúa diciendo: «Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu vida» (Salmos 121:7, RV). Esta promesa nos asegura que, aunque enfrentemos peligros y dificultades, Dios está a nuestro lado para protegernos y preservar nuestra vida. No importa cuán oscuro sea el valle por el que estemos pasando, no debemos temer, porque el Señor es nuestro protector fiel y poderoso.

En nuestra caminata con Dios, podemos confiar en que Él nos guiará y nos cuidará en todo momento. Como dice el salmista: «El Señor te protegerá de todo peligro; él cuidará tu vida» (Salmos 121:7, NTV). No importa cuán incierta sea la senda que estemos recorriendo, el Señor nos conducirá por el camino correcto y nos protegerá de todo daño. Su amor y fidelidad son inquebrantables, y podemos descansar en su cuidado constante.

Así que, queridos hermanos y hermanas, cuando nos encontremos enfrentando desafíos y tribulaciones, recordemos Salmos 121 NTV. Alcemos nuestros ojos hacia el Señor, nuestro socorro y protector. Confíemos en su poder y fidelidad, sabiendo que Él está dispuesto a protegernos y cuidarnos en todo momento. No importa cuán grandes sean los obstáculos que enfrentemos, Dios es más grande y está siempre a nuestro lado.

En conclusión, Salmos 121 NTV es un recordatorio poderoso de la promesa de protección divina en medio de la adversidad. No importa cuán difíciles sean las circunstancias que enfrentemos, podemos confiar en que nuestro socorro viene del Señor, quien hizo los cielos y la tierra. Él nos guarda de todo mal y nos protege en todo momento. Así que, levantemos nuestros ojos hacia Él y confiemos en su amor y fidelidad.

Que esta promesa de protección divina sea un bálsamo para nuestras almas en momentos de dificultad. Acudamos al Señor en oración y dejemos que su paz y fortaleza nos envuelvan. Recordemos siempre Salmos 121 NTV y afirmemos con convicción: «Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra» (Salmos 121:2, RV).

Salmos 121 NTV

¡Amén!

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