Conéctate Con Dios

Proverbios 17.28: El Sabio y el Silencio


Proverbios 17.28: «Hasta el necio, cuando calla, es tenido por sabio; el que cierra sus labios es entendido.» (Proverbios 17:28, Reina Valera 1960).

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero hablarles acerca de la importancia de guardar silencio y meditar antes de hablar. En el libro de Proverbios, capítulo 17, versículo 28, se nos enseña una valiosa lección sobre la sabiduría y el poder de nuestras palabras.

En nuestra sociedad actual, vivimos en un mundo donde la comunicación es constante y las palabras parecen fluir sin cesar. Sin embargo, es necesario recordar que no todas las palabras que pronunciamos tienen valor o sabiduría. Muchas veces, hablamos sin pensar y nuestras palabras pueden causar daño, generar conflictos o malentendidos.

La primera parte del versículo nos dice: «Hasta el necio, cuando calla, es tenido por sabio». Esta afirmación nos muestra que incluso una persona sin sabiduría aparente puede ser considerada sabia si guarda silencio. En ocasiones, es mejor no hablar en exceso, sino escuchar, reflexionar y elegir nuestras palabras con cuidado.

Cuando cerramos nuestros labios y evitamos hablar sin razón, demostramos madurez y prudencia. En lugar de ser impulsivos y decir cualquier cosa que venga a nuestra mente, debemos tomar el tiempo para meditar y considerar el impacto de nuestras palabras en los demás. El silencio puede ser un signo de respeto y humildad, y nos permite aprender de los demás.

La segunda parte del versículo nos dice: «El que cierra sus labios es entendido». Esto implica que cuando evitamos hablar innecesariamente, somos mejor comprendidos por aquellos que nos rodean. Nuestras palabras pueden ser poderosas, pero también pueden ser malinterpretadas o distorsionadas. Al guardar silencio, evitamos malentendidos y nos damos la oportunidad de ser entendidos de manera clara y precisa.

Como cristianos, debemos recordar que nuestras palabras tienen un impacto eterno. La Biblia nos enseña en Mateo 12:36 que «de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio». Cada palabra que pronunciamos tiene el potencial de edificar o destruir, de bendecir o maldecir. Por lo tanto, debemos ser cuidadosos con lo que decimos y cómo lo decimos.

En momentos de conflicto o discusión, es especialmente importante aplicar el principio de Proverbios 17.28. En lugar de reaccionar de manera impulsiva y decir cosas de las que podríamos arrepentirnos, debemos tomar un momento para calmarnos, orar y buscar la guía del Espíritu Santo. Al hacerlo, permitimos que Dios nos dé las palabras correctas en el momento adecuado.

Como comunidad de creyentes, también debemos recordar que nuestras palabras pueden ser un testimonio poderoso del amor de Dios. Efesios 4:29 nos exhorta a «no dejar salir de vuestra boca ninguna palabra mala, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes». Al hablar con amor y sabiduría, podemos ser una luz en medio de la oscuridad y mostrar el carácter de Cristo a aquellos que nos rodean.

En resumen, Proverbios 17.28 nos enseña la importancia de guardar silencio y meditar antes de hablar. Incluso aquellos que parecen necios pueden ser considerados sabios si eligen cerrar sus labios. Al evitar hablar innecesariamente, somos mejor comprendidos y evitamos malentendidos. Como cristianos, debemos recordar que nuestras palabras tienen un impacto eterno y debemos utilizarlas para edificar y bendecir a los demás.

Así que, hermanos y hermanas, les animo a reflexionar sobre este valioso consejo bíblico. Que el Espíritu Santo nos guíe para controlar nuestras palabras, ser sabios y hablar con amor y gracia. Recordemos siempre que nuestras palabras tienen poder y pueden marcar la diferencia en la vida de aquellos que nos rodean.

Proverbios 17.28: «Hasta el necio, cuando calla, es tenido por sabio; el que cierra sus labios es entendido.» (Proverbios 17:28, Reina Valera 1960).

Que la paz y la sabiduría de Dios estén con ustedes, amados hermanos y hermanas. Amen.