Salmos 116:10 – “Creí, por tanto hablé; yo estuve muy afligido.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes una porción de las Escrituras que nos ofrece una poderosa lección de fe y confianza en Dios. En el Salmo 116:10, el salmista proclama: “Creí, por tanto hablé; yo estuve muy afligido”. Estas palabras nos revelan la importancia de creer en Dios y de expresar nuestra fe aún en medio de la aflicción.
En nuestra vida cristiana, enfrentamos muchas pruebas y tribulaciones. A veces, nos encontramos en situaciones difíciles que nos hacen sentir afligidos y desesperanzados. En esos momentos, es vital recordar la promesa de Dios de estar con nosotros y de llevarnos a través de cada dificultad.
Cuando el salmista dice “Creí, por tanto hablé”, nos muestra que la fe es un acto de confianza y que esta confianza debe ser declarada. No debemos quedarnos en silencio, sino que debemos expresar nuestra fe mediante nuestras palabras y acciones. Nuestra fe debe ser una voz en medio de la tormenta, un testimonio de nuestra confianza en el poder de Dios para salvarnos.
Es fácil creer y hablar cuando todo va bien en nuestra vida, pero el verdadero desafío se presenta cuando enfrentamos la adversidad. Es en esos momentos de aflicción cuando nuestra fe es puesta a prueba. Sin embargo, debemos recordar que nuestra fe no se basa en las circunstancias, sino en la fidelidad de Dios.
El salmista también nos dice: “yo estuve muy afligido”. Esta declaración revela la realidad de la aflicción en la vida del creyente. Aunque somos hijos de Dios, no estamos exentos de los problemas de este mundo. Pero lo que nos distingue como cristianos es nuestra respuesta a la aflicción.
En lugar de permitir que la aflicción nos derrote, debemos aferrarnos a nuestra fe y declararla con valentía. Debemos recordar las promesas de Dios y confiar en su poder para liberarnos de cualquier dificultad. Nuestro Dios es un Dios de milagros y no hay problema que sea demasiado grande para Él.
Cuando enfrentamos la aflicción, podemos encontrar consuelo y fortaleza en la Palabra de Dios. En Filipenses 4:13, leemos: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Esta es una promesa que podemos aferrar con firmeza en momentos de dificultad. Con la fuerza de Cristo, podemos superar cualquier obstáculo y salir victoriosos.
Queridos hermanos y hermanas, no importa cuán grande sea la aflicción que enfrentemos, debemos recordar siempre la verdad contenida en el Salmo 116:10. Debemos creer y hablar nuestra fe, incluso en medio de la adversidad. Dios está con nosotros en todo momento y Él es nuestro refugio y fortaleza.
Así que, al igual que el salmista, declaremos hoy: “Creí, por tanto hablé; yo estuve muy afligido”. Declaremos nuestra fe en Dios y confiemos en que Él nos llevará a través de cada tormenta. Nuestra fe no se basa en lo que vemos, sino en la fidelidad de nuestro Dios.
Que el Salmo 116:10 sea una fuente de inspiración y fortaleza en su vida. Que cada vez que enfrenten la aflicción, recuerden que Dios está con ustedes y que Él tiene el poder para cambiar cualquier situación. Confíen en su fe y declárenla con valentía, sabiendo que Dios siempre cumple sus promesas.
“Creí, por tanto hablé; yo estuve muy afligido”. Que estas palabras sean un recordatorio constante de la fe que debemos mantener y la confianza que debemos depositar en nuestro Dios. Que seamos testimonios vivientes de su amor y poder en medio de las tormentas.
Que Dios los bendiga y les dé la fuerza para creer y hablar su fe en todo momento.
Salmos 116:10 – “Creí, por tanto hablé; yo estuve muy afligido.”