Salmo 32:7 – “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás” (Reina Valera).
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy me dirijo a ustedes con gran alegría y gratitud en mi corazón, ya que deseo compartir con ustedes las maravillosas promesas que encontramos en el Salmo 32:7. Este versículo nos recuerda la presencia constante y el cuidado amoroso de nuestro Señor en nuestras vidas. En medio de cualquier angustia o dificultad, podemos encontrar refugio en Él.
En nuestra caminata diaria, enfrentamos diferentes desafíos y pruebas que pueden causar ansiedad y temor. Sin embargo, el Salmo 32:7 nos asegura que Dios es nuestro refugio, nuestro lugar seguro en tiempos difíciles. Él es nuestro escudo protector, aquel que nos guarda de todo mal y nos rodea con su amor y misericordia.
Cuando nos encontramos en medio de la tormenta, cuando la vida parece abrumadora y los problemas nos rodean, podemos depositar toda nuestra confianza en nuestro amado Señor. Él promete guardarnos de la angustia, de todo aquello que amenaza nuestra paz y bienestar. No importa cuán grande sea el problema, cuán profundo sea el dolor, Él está ahí para sostenernos y protegernos.
Imaginen por un momento, hermanos y hermanas, cómo sería vivir sin preocupaciones, sin miedo, sabiendo que tenemos un refugio seguro en Dios. No importa cuántas tormentas se desaten a nuestro alrededor, podemos permanecer en paz, sabiendo que Él está con nosotros. Él nos rodea con cánticos de liberación, trayendo consuelo y alivio a nuestras almas atribuladas.
En momentos de incertidumbre, cuando sentimos que nuestras fuerzas se agotan, recordemos este hermoso versículo: “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás”. Permítanme repetirlo una vez más: “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás”.
Permítanme recordarles, queridos hermanos y hermanas, que no estamos solos en nuestras luchas. Dios está con nosotros en cada paso del camino, listo para extendernos su mano y brindarnos consuelo. Cuando nos acerquemos a Él en oración, Él nos escucha y nos sostiene. Él es fiel a sus promesas y nunca nos abandonará.
Así que, en medio de las dificultades, no nos desanimemos. En lugar de eso, recordemos que tenemos un refugio seguro en nuestro amado Señor. No importa cuán oscuro sea el camino, cuán intensa sea la tormenta, Él nos guiará y nos protegerá. Confiemos en su amor y poder, y dejemos que su paz inunde nuestros corazones y mentes.
Queridos hermanos y hermanas, recuerden siempre el Salmo 32:7 en sus momentos de angustia y dificultad. No importa cuánto tiempo tarde la respuesta, no importa cuán difícil sea la situación, Dios siempre está ahí para cuidarnos y guiarnos. Él es nuestro refugio seguro, nuestra roca firme en quien podemos confiar.
En conclusión, hermanos y hermanas, encomendemos nuestras vidas y nuestras preocupaciones a nuestro amado Señor. Él es nuestro refugio en todo momento, y en Él encontraremos paz y liberación. Recordemos siempre el Salmo 32:7: “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás”. Amén.
Salmo 32:7 – “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás” (Reina Valera).