Conéctate Con Dios

Refugio supremo en el Salmo 18:3


Salmos 18:3 declara: «A Jehová clamé, y fui salvo de mis enemigos». Esta poderosa afirmación nos enseña que cuando llamamos a Dios en busca de ayuda, Él nos libra de todo mal y nos protege de nuestros enemigos. En tiempos de dificultad, este versículo nos anima a confiar en el Señor y a buscar su ayuda, sabiendo que Él es nuestro refugio y fortaleza.

En la vida cotidiana, todos enfrentamos diferentes tipos de enemigos. Pueden ser personas que nos hacen daño, problemas financieros, enfermedades, adicciones o incluso nuestras propias luchas internas. Pero la buena noticia es que no tenemos que enfrentar estos desafíos solos. Tenemos a un Dios poderoso y amoroso que está dispuesto a escuchar nuestras súplicas y ayudarnos en nuestras dificultades.

Cuando nos encontramos en situaciones de peligro o angustia, podemos clamar a Jehová, nuestro Dios, y Él nos responderá. No importa cuán desesperada sea nuestra situación, Él está dispuesto a extendernos su mano y rescatarnos. En Salmos 50:15, Dios dice: «Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás». Esto demuestra el amor incondicional que Dios tiene por nosotros y su disposición a venir en nuestra ayuda cuando más lo necesitamos.

Nuestro Dios es un Dios de salvación. Él no solo nos libra de nuestros enemigos físicos, sino también de nuestros enemigos espirituales. En Efesios 6:12 se nos recuerda que «nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes». Cuando clamamos a Dios, Él nos da la victoria sobre estas fuerzas malignas y nos fortalece con su poder. Él nos rescata de la esclavitud del pecado y nos ofrece la vida eterna a través de su Hijo Jesucristo.

En momentos de dificultad, es importante recordar que no estamos solos. Nuestro Dios nunca nos abandona ni nos deja de lado. Él está siempre dispuesto a escuchar nuestras oraciones y a brindarnos su protección y ayuda. En Salmos 46:1, se nos dice: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones». Podemos confiar en que Dios nos sostendrá en tiempos de adversidad y nos dará la fuerza para superar cualquier obstáculo que se cruce en nuestro camino.

Así que, hoy te animo a que clames a Jehová. No importa cuáles sean tus enemigos o desafíos, Dios está esperando para escucharte y salvarte. No dudes en acudir a Él en busca de ayuda, porque Él es nuestro refugio seguro. Permítele ser tu fortaleza cuando te sientas débil y tu guía cuando te encuentres perdido. Confía en que Dios cumple su palabra y que, al clamar a Él, serás salvo de tus enemigos.

En conclusión, Salmos 18:3 nos recuerda que cuando clamamos a Jehová, somos salvos de nuestros enemigos. Nuestro Dios es un Dios de salvación y está siempre dispuesto a extender su mano para rescatarnos y protegernos. No importa cuán grandes sean nuestros desafíos, podemos confiar en que Dios nos escucha y nos brinda su ayuda. Así que, en medio de tus dificultades, no dudes en clamar a Jehová y experimentar su poderosa salvación.

Salmos 18:3: «A Jehová clamé, y fui salvo de mis enemigos».