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Salmo 100:3, el secreto para vivir con gratitud


Salmo 100:3 – “Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.”

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy me gustaría reflexionar con ustedes sobre un versículo bíblico que nos invita a reconocer a nuestro Dios como el creador de todo y a recordar que somos su pueblo y ovejas de su prado. Este versículo se encuentra en el Salmo 100:3 y es una poderosa afirmación de nuestra identidad y relación con nuestro Creador.

En este versículo, el salmista nos insta a reconocer que Jehová es Dios. No hay otro Dios aparte de Él. Es nuestro deber rendirle honor y adoración, porque Él es digno de toda alabanza. Es nuestro deber reconocer y confesar que Él es el único que puede salvar y guiar nuestras vidas.

Además, el salmista nos recuerda que fue Dios quien nos hizo, no nosotros mismos. En un mundo donde la autodeterminación y el individualismo se han convertido en valores predominantes, es fácil olvidar que somos criaturas creadas por un Dios amoroso y misericordioso. No somos accidentes o productos del azar, sino seres diseñados y amados por nuestro Creador. No deberíamos olvidar que nuestra existencia tiene un propósito divino y que somos parte de un plan mayor.

Es importante entender que somos pueblo de Dios y ovejas de su prado. Somos parte de una comunidad de creyentes, llamados a vivir en unidad y amor. Como ovejas, dependemos de nuestro Buen Pastor para guiarnos, protegernos y proveernos. Él nos conoce personalmente y nos cuida con ternura. Como pueblo de Dios, tenemos la responsabilidad de amarnos y apoyarnos mutuamente, siguiendo el ejemplo de Cristo.

En un mundo lleno de divisiones y conflictos, es vital recordar nuestra identidad como pueblo de Dios. Nuestra fe en Jesucristo nos une y nos hace parte de una familia espiritual. No importa nuestras diferencias culturales, raciales o sociales, somos hermanos y hermanas en Cristo. Debemos trabajar juntos para llevar el mensaje de salvación a aquellos que aún no lo han escuchado y mostrar el amor de Dios a través de nuestras acciones.

En momentos de duda o dificultad, tenemos la certeza de que somos ovejas de su prado. Nuestro Dios nos conoce, nos entiende y está dispuesto a ayudarnos en nuestras necesidades. Podemos confiar en su provisión y en su guía. Él nos lleva a pastos verdes y a aguas tranquilas, y nos restaura el alma. No tenemos que temer, porque nuestro Buen Pastor está siempre con nosotros.

Queridos hermanos y hermanas, que este versículo del Salmo 100:3 nos inspire a reconocer a nuestro Dios como el único digno de nuestra adoración y alabanza. Recordemos que Él nos creó, que somos su pueblo y ovejas de su prado. Vivamos en unidad como comunidad de creyentes y confiemos en nuestro Buen Pastor en todo momento.

Que el amor y la gracia de nuestro Dios nos acompañen siempre.

Salmo 100:3 – “Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.”

Amén.

[H2] Salmo 100:3 – “Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.”