Salmo 103:2 – “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy me gustaría compartir con ustedes un pasaje poderoso de la Palabra de Dios que nos llena de esperanza y gratitud. El Salmo 103:2 nos invita a bendecir al Señor con todo nuestro ser y a recordar cada uno de los beneficios que Él nos ha otorgado.
Cuando leemos este versículo, nos encontramos con una exhortación clara y directa: bendigamos al Señor. Pero, ¿qué significa realmente bendecirlo? Bendecir a Dios no se trata solo de pronunciar palabras de alabanza y gratitud, sino de reconocer quién es Él en nuestras vidas y cómo ha transformado nuestro ser.
Al bendecir al Señor, estamos reconociendo su grandeza, su amor incondicional y su fidelidad hacia nosotros. Estamos declarando que Él es nuestro proveedor, nuestro refugio y nuestra fortaleza. Bendecir a Dios implica adorarlo con todo nuestro ser, en espíritu y en verdad.
El Salmo 103:2 también nos insta a no olvidar ninguno de los beneficios que Dios nos ha dado. ¿Cuántas veces nos hemos olvidado de las bendiciones que Dios ha derramado sobre nosotros? A veces, en medio de nuestras pruebas y dificultades, podemos perder de vista todo lo bueno que Él ha hecho por nosotros.
Hermanos y hermanas, no olvidemos los beneficios del Señor. No olvidemos que fue Él quien nos perdonó todos nuestros pecados, quien sanó nuestras enfermedades, quien nos redimió de la muerte y nos coronó de amor y misericordia. No olvidemos que Él nos llena de bien y renueva nuestras fuerzas como las del águila.
Cada día, tomemos un momento para recordar y meditar en los beneficios del Señor. Recordemos cómo Él nos ha librado de la esclavitud del pecado y nos ha dado vida abundante en Cristo. Recordemos cómo Él nos ha sostenido en tiempos de aflicción y nos ha consolado en medio de nuestras lágrimas. Recordemos cómo Él nos ha guiado en cada paso de nuestro caminar.
Cuando recordamos los beneficios del Señor, nuestra perspectiva cambia. En lugar de enfocarnos en nuestras dificultades, comenzamos a ver la gracia y la misericordia de Dios en cada área de nuestra vida. Nos damos cuenta de que no estamos solos, de que Él está con nosotros en todo momento y que nos sostendrá hasta el final.
Así que, hermanos y hermanas, hoy les animo a bendecir al Señor con todo su ser. No olviden ninguno de sus beneficios. Reconozcan su amor, su fidelidad y su poder en sus vidas. Agradezcan por su perdón, su sanidad y su provisión. Y recuerden que Él es digno de toda nuestra alabanza y adoración.
Que el Salmo 103:2 sea un recordatorio constante en nuestras vidas, un llamado a bendecir al Señor y a recordar sus innumerables beneficios. Que nuestra gratitud hacia Él sea sincera y constante, y que vivamos cada día en su presencia, sabiendo que somos amados y cuidados por un Dios poderoso y fiel.
Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Bendigamos al Señor hoy, mañana y siempre. Amén.
Salmo 103:2 – “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.”
¡Gloria a Dios!