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Salmo 105:1: Alabemos al Señor con Gratitud


Salmo 105:1 – ¡Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero invitarles a reflexionar sobre el poderoso mensaje del Salmo 105:1. En este versículo, somos llamados a alabar al Señor, a invocar su nombre y a dar a conocer sus maravillosas obras entre las naciones. Es un llamado a la adoración y a ser testigos vivos de la grandeza de nuestro Dios.

La palabra «alabar» proviene del hebreo «halal», que significa «celebrar, alabar, glorificar». Cuántas veces nos encontramos atrapados en nuestras preocupaciones y problemas cotidianos, olvidando el verdadero motivo de nuestra existencia: adorar a nuestro Creador. Pero este versículo nos recuerda que alabar a Dios es un acto de gratitud y reconocimiento por todo lo que Él ha hecho por nosotros.

Invoquemos su nombre, invoquemos al Señor en oración y comunión. Él está siempre dispuesto a escucharnos y a responder nuestras peticiones. No importa cuán grandes sean nuestros desafíos o dificultades, el Señor está cerca de nosotros, listo para extendernos su mano y brindarnos su ayuda.

Y así, cuando alabamos y oramos al Señor, también debemos dar a conocer sus obras entre las naciones. No podemos mantener en secreto el amor y la misericordia de Dios. Debemos contar a otros sobre sus maravillas, sobre su poder transformador en nuestras vidas. Nuestra historia de fe puede ser una fuente de inspiración para aquellos que aún no conocen al Señor.

En este mundo lleno de problemas y desafíos, nuestra adoración y testimonio pueden ser una luz que ilumine las vidas de aquellos que están perdidos en la oscuridad. No subestimemos el impacto que podemos tener al compartir las buenas nuevas de salvación. Al hacerlo, estamos cumpliendo con el mandato de Jesús de ir y hacer discípulos de todas las naciones.

Queridos hermanos y hermanas, el Salmo 105:1 nos llama a una vida de alabanza, invocación y testimonio. No se trata solo de palabras bonitas, sino de un llamado a la acción. No nos quedemos en la comodidad de nuestras iglesias, sino que salgamos a las calles, a nuestros lugares de trabajo, a nuestras comunidades, y llevemos el mensaje de esperanza y redención que solo se encuentra en Jesús.

Recordemos que nuestras vidas son un reflejo de la grandeza de Dios. Si estamos alabando y adorando al Señor en todo lo que hacemos, si estamos invocando su nombre en cada situación, y si estamos compartiendo sus obras y su amor con los demás, entonces estaremos viviendo de acuerdo con el llamado que encontramos en Salmo 105:1.

En conclusión, hermanos y hermanas, seamos testigos valientes y apasionados de la grandeza de nuestro Dios. Alabémoslo, invoquemos su nombre y demos a conocer sus obras entre las naciones. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de su amor y misericordia. Que cada paso que demos esté dirigido por la adoración y la gratitud hacia nuestro Creador. En todo momento y en todo lugar, recordemos el llamado del Salmo 105:1: ¡Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones!

Salmo 105:1 – ¡Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones!

Salmo 105:1 – ¡Alaben al Señor, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones!