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Salmo 113: ¡Alabad al Señor!


Salmo 1:1-3 – ¡Bendito el hombre que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche! Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.

Salmo 1:1-3, un hermoso salmo que nos muestra el camino hacia la bendición y la prosperidad en nuestras vidas. Este salmo nos enseña que aquellos que se mantienen alejados de la influencia de los malvados, pecadores y burladores, y se deleitan en la ley de Dios, serán como árboles plantados junto a corrientes de agua, que dan fruto en su tiempo y nunca se marchitan.

En primer lugar, este salmo nos invita a ser selectivos en nuestras amistades y asociaciones. Nos dice que somos bendecidos cuando no seguimos los consejos de los malvados, cuando no nos dejamos influenciar por las acciones pecaminosas de otros y cuando no nos sentamos en compañía de aquellos que se burlan de las cosas sagradas. Es importante rodearnos de personas que compartan nuestros valores y nos animen a seguir los caminos de Dios.

En segundo lugar, este salmo nos anima a deleitarnos en la ley de Jehová y meditar en ella día y noche. La ley de Dios nos brinda sabiduría, dirección y guía en nuestro diario vivir. Cuando nos sumergimos en las enseñanzas de la Biblia y meditamos en ellas constantemente, nuestro corazón se llena de gozo y nuestra mente se renueva. La Palabra de Dios es como un manantial de agua viva que nos nutre y fortalece espiritualmente.

El salmista también nos muestra una hermosa analogía al compararnos con un árbol plantado junto a corrientes de agua. Este árbol es vigoroso, saludable y fructífero. Así también, aquellos que se deleitan en la ley de Dios y meditan en ella, serán bendecidos y prosperados en todas sus obras. Sus vidas estarán arraigadas en la fe, alimentadas por la gracia divina y darán fruto en su tiempo.

Imagínate un árbol que nunca se seca, cuyas hojas siempre están verdes y nunca caen. Ese es el resultado de vivir en comunión con Dios y en obediencia a su Palabra. Cuando confiamos en el Señor, Él nos sustenta y nos da fuerzas para superar cualquier dificultad. Nuestras vidas se vuelven un testimonio vivo de su amor y fidelidad.

La promesa final del Salmo 1:1-3 es que todo lo que hagamos prosperará. Esto no significa que nunca enfrentaremos desafíos o dificultades, pero sí significa que Dios está con nosotros en todo momento y que su provisión y favor nunca nos faltarán. Cuando seguimos los caminos de Dios y nos deleitamos en su ley, Él nos guía hacia la bendición y nos capacita para triunfar en cualquier situación.

En resumen, el Salmo 1:1-3 nos enseña que para ser bendecidos y prosperados, debemos alejarnos de las malas influencias, deleitarnos en la ley de Dios y meditar en ella constantemente. Al hacerlo, seremos como árboles plantados junto a corrientes de agua, que dan fruto en su tiempo y nunca decaen. Nuestras vidas estarán arraigadas en la fe, alimentadas por la gracia divina y testimoniaremos al mundo el poder y la fidelidad de nuestro Dios.

Así que te animo a que hoy mismo comiences a seguir los consejos de este hermoso salmo. No te dejes influenciar por el mundo, sino que busca la compañía de aquellos que aman a Dios. Deleítate en su Palabra y medita en ella día y noche. Serás como un árbol cuyas raíces son fuertes y cuya vida está en constante crecimiento. ¡Que el Salmo 1:1-3 sea tu guía hacia una vida abundante en la presencia de Dios!

Salmo 1:1-3 – ¡Bendito el hombre que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche! Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.