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Salmo 113: Un canto de alabanza que enaltece al Señor


Salmo 113: ¡Alabad, siervos del Señor!

¡Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor!
Sea bendito el nombre del Señor
desde ahora y para siempre.
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor es excelso sobre todas las naciones,
y su gloria sobre los cielos.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero dirigirme a ustedes para reflexionar sobre el poder y la grandeza de nuestro Dios, tal como se expresa en el Salmo 113. Este salmo nos invita a alabar el nombre del Señor y a reconocer su soberanía sobre todas las naciones y los cielos.

En primer lugar, el salmista nos exhorta a alabar al Señor, reconociendo que Él es digno de toda nuestra adoración y alabanza. Como siervos suyos, tenemos la responsabilidad de reconocer su grandeza y proclamar su nombre con júbilo y gratitud. Dios es nuestro creador y sustentador, y debemos estar dispuestos a rendirle homenaje en todos los momentos de nuestra vida.

Además, el salmista nos recuerda que el nombre del Señor es bendito y debe ser alabado desde ahora y para siempre. Esto implica que nuestra alabanza no debe ser algo ocasional o limitado en el tiempo, sino que debe ser constante y duradera. No importa las circunstancias que enfrentemos, debemos mantenernos firmes en nuestra adoración al Señor, reconociendo su bondad y fidelidad en todo momento.

El Salmo 113 también nos enseña que la grandeza del Señor trasciende los límites de nuestra comprensión humana. Su gloria se extiende desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, abarcando todo el universo. Esto nos lleva a reconocer que Dios está por encima de todas las naciones y que su autoridad y poder se extienden por encima de los cielos. No hay nada que escape a su conocimiento y control.

Hermanos, en un mundo lleno de incertidumbre y desafíos, es reconfortante saber que servimos a un Dios que es excelso sobre todas las cosas. No importa cuán grandes sean nuestras dificultades o cuán poderosos sean los enemigos que enfrentamos, el Señor está por encima de todo. Él tiene el poder para obrar milagros en nuestras vidas y para transformar las situaciones más adversas en victorias.

Por tanto, no debemos permitir que el temor o la desesperanza nos invadan, sino que debemos aferrarnos a la promesa de Dios y confiar en su fidelidad. En medio de las tormentas de la vida, podemos encontrar consuelo y fortaleza en la certeza de que nuestro Dios es soberano y está obrando a nuestro favor.

En conclusión, el Salmo 113 nos invita a alabar y adorar al Señor, reconociendo su grandeza y poder sobre todas las naciones y los cielos. Nuestra alabanza no debe ser ocasional, sino constante y duradera. Confiamos en un Dios que es excelso sobre todas las cosas y que tiene el poder para obrar milagros en nuestras vidas. Así que sigamos alabando al Señor con todo nuestro ser, sabiendo que su nombre es digno de toda adoración. ¡Aleluya!

Salmo 113: ¡Alabad, siervos del Señor!

¡Alabad, siervos del Señor, alabad el nombre del Señor!
Sea bendito el nombre del Señor
desde ahora y para siempre.
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor es excelso sobre todas las naciones,
y su gloria sobre los cielos.