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Salmo 119:11: El tesoro oculto de la palabra divina


Salmo 119:11 – “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes una poderosa verdad que se encuentra en el Salmo 119:11. Este versículo nos dice: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. Estas palabras, escritas por el salmista, son un recordatorio de la importancia de guardar la Palabra de Dios en nuestro corazón.

En nuestra vida diaria, estamos constantemente expuestos a diversas tentaciones y desafíos que nos pueden alejar de la voluntad de Dios. El mundo en el que vivimos promueve valores y creencias contrarias a lo que Dios nos enseña en Su Palabra. Sin embargo, si guardamos en nuestro corazón los preceptos y mandamientos de Dios, estaremos equipados para resistir y superar estas tentaciones.

En la Biblia, la palabra “corazón” se refiere a nuestro ser interior, a nuestra mente, emociones y voluntad. Es en nuestro corazón donde se toman las decisiones y donde se forman nuestras convicciones. Por lo tanto, cuando guardamos los dichos de Dios en nuestro corazón, estamos permitiendo que Su Palabra moldee nuestra forma de pensar y actuar.

El salmista nos enseña que guardar los dichos de Dios en nuestro corazón es una forma efectiva de protegernos del pecado. El pecado es una realidad con la que todos luchamos, pero cuando conocemos y aplicamos la Palabra de Dios, estamos fortalecidos para resistir la tentación. La Palabra de Dios es nuestra espada espiritual, nuestra arma contra las artimañas del enemigo.

Al llenar nuestro corazón con la Palabra de Dios, estamos cultivando una relación íntima con Él. El salmista dice: “En mi corazón he guardado tus dichos”. Este acto de guardar la Palabra implica un compromiso personal y una dedicación a aprender, memorizar y meditar en las Escrituras. Cuando nos sumergimos en la Palabra de Dios, estamos permitiendo que el Espíritu Santo nos revele Su verdad y nos transforme.

Queridos hermanos y hermanas, guardar los dichos de Dios en nuestro corazón es más que un ejercicio intelectual. Es un acto de obediencia y amor hacia nuestro Padre celestial. Cuando guardamos Su Palabra en nuestro corazón, estamos demostrando nuestra devoción y nuestra confianza en Él. Estamos diciendo: “Señor, quiero vivir de acuerdo a Tus enseñanzas. Quiero honrarte en todas mis decisiones y acciones”.

La Palabra de Dios es una fuente inagotable de sabiduría, consuelo y dirección. Cuando la guardamos en nuestro corazón, nos estamos equipando para enfrentar los desafíos de la vida con valentía y sabiduría divina. La Palabra de Dios nos guía en cada paso que damos, nos da paz en medio de la tormenta y nos fortalece en tiempos de dificultad.

En conclusión, el Salmo 119:11 nos enseña la importancia de guardar los dichos de Dios en nuestro corazón. Al hacerlo, nos protegemos del pecado, cultivamos una relación íntima con nuestro Padre celestial y nos equipamos para enfrentar los desafíos de la vida. Que cada uno de nosotros seamos diligentes en estudiar, meditar y aplicar la Palabra de Dios en nuestras vidas.

Recuerden, hermanos y hermanas, que la Palabra de Dios es viva y eficaz. Es una fuente de vida y transformación. Permítanme recordarles una vez más las poderosas palabras del Salmo 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. Que esta verdad se arraigue en nuestro ser y nos inspire a vivir una vida que honre a nuestro maravilloso Dios.

En el nombre de Jesús, amén.

Salmo 119:11 – “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”