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Salmo 121:1-2, Tu refugio eterno: ¡Confía en la protección divina!

 


Salmo 121:1-2 en la versión Reina Valera dice: «Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra».

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes las poderosas palabras del Salmo 121:1-2. Estos versículos nos invitan a levantar nuestros ojos hacia los montes y recordar de dónde viene nuestro socorro.

En la vida, todos enfrentamos desafíos y dificultades. A veces, nos sentimos abrumados por las circunstancias y nos preguntamos si hay alguna esperanza. Pero el Salmo 121 nos recuerda que no estamos solos, que tenemos un Dios todopoderoso que está dispuesto a ayudarnos en todo momento.

El Salmo comienza con la expresión «Alzaré mis ojos a los montes». Esta frase simboliza la búsqueda de ayuda y protección. Los montes son grandes y majestuosos, pero incluso ellos son insignificantes en comparación con el poder de Jehová. Al levantar nuestros ojos hacia los montes, reconocemos nuestra necesidad y la limitación de nuestras propias fuerzas.

La pregunta que surge en el Salmo es: «¿De dónde vendrá mi socorro?». Es una pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento de nuestras vidas. Pero la respuesta es clara y contundente: «Mi socorro viene de Jehová». No importa cuán grande sea el problema que enfrentemos, Dios es nuestro refugio y fortaleza. Él es quien nos sostiene y nos anima a seguir adelante.

El Salmo continúa diciendo: «Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra». Aquí se nos recuerda la grandeza y el poder de nuestro Dios. Él es el Creador del universo, el que tiene el control absoluto sobre todas las cosas. Si Él puede hacer los cielos y la tierra, ¿qué problema puede ser demasiado grande para Él?

Queridos hermanos y hermanas, el Salmo 121:1-2 nos anima a confiar en Dios en todo momento. No importa cuán desesperada sea nuestra situación, Él siempre está dispuesto a extendernos su mano. No tenemos que enfrentar nuestras batallas solos, porque tenemos un Dios que está dispuesto a luchar por nosotros.

Cuando enfrentemos momentos de debilidad, duda o desánimo, recordemos el Salmo 121:1-2. Repitamos estas palabras en voz alta, declarando nuestra confianza en Dios. Levantemos nuestros ojos hacia los montes y recordemos que nuestro socorro viene de Jehová.

No importa cuán oscuro sea el valle en el que nos encontremos, Él está allí con nosotros. No importa cuán difícil sea la situación, Él tiene el poder para cambiarla. No importa cuán solos nos sintamos, Él nunca nos abandonará.

Hermanos y hermanas, encomendémonos a Dios en oración y confiemos en Su providencia. Recordemos que Él es nuestro refugio y fortaleza, nuestro socorro en todo momento. No importa cuántas veces enfrentemos adversidades, siempre podemos encontrar consuelo y esperanza en la Palabra de Dios.

Así que levantemos nuestros ojos hacia los montes y declaramos con fe: «Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra». Que estas palabras nos inspiren a confiar en Dios y a perseverar en medio de las pruebas.

Hermanos y hermanas, que el Salmo 121:1-2 sea una fuente de fortaleza y consuelo en sus vidas. Recuerden que no están solos, tienen a un Dios que los ama incondicionalmente y está dispuesto a ayudarlos en todo momento. Que estas palabras los inspiren a seguir adelante con fe y confianza en el poder de Dios.

Salmo 121:1-2 en la versión Reina Valera dice: «Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra».

¡Que Dios los bendiga abundantemente!

Salmo 121:1-2 en la versión Reina Valera dice: «Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra».