Salmo 121:3 – “No dejará que tu pie resbale, ni se dormirá el que te guarda.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero dirigirme a todos ustedes para compartir un mensaje de esperanza y fortaleza basado en el Salmo 121:3. Este versículo nos recuerda que nuestro Dios nunca nos abandonará ni permitirá que caigamos en momentos de dificultad. Él es nuestro protector fiel y nunca se duerme mientras vela por nosotros.
En este mundo lleno de incertidumbre y preocupaciones, a menudo nos encontramos enfrentando obstáculos y desafíos que nos hacen sentir débiles y desesperados. Nos preguntamos si seremos capaces de superar las pruebas que se presentan en nuestro camino. Pero debemos recordar que, como creyentes, tenemos a un Dios poderoso y amoroso que está dispuesto a sostenernos y guiarnos en todo momento.
Imagínense caminando por un terreno escarpado y resbaladizo. Cada paso que damos parece inseguro y corremos el riesgo de caer. Sin embargo, en medio de nuestra fragilidad, tenemos la certeza de que nuestro Dios está allí para asegurarse de que no resbalemos. Él nos sostiene firmemente y nos da la fuerza necesaria para seguir adelante.
Es importante destacar que el versículo no dice que no encontraremos dificultades en nuestro camino. Al contrario, nos asegura que, incluso cuando enfrentemos situaciones desafiantes, nuestro Dios estará a nuestro lado para evitar que tropecemos y caigamos. Él nos protegerá de cualquier daño y nos dará la seguridad de que estamos seguros en sus manos.
Cuando leemos este versículo, también podemos encontrar consuelo en el hecho de que nuestro Dios nunca se duerme mientras nos guarda. A diferencia de nosotros, que a veces nos cansamos y necesitamos descansar, nuestro Dios está siempre alerta y vigilante. No importa la hora ni el día, Él está allí, velando por nosotros y cuidando de cada uno de nuestros pasos.
Esta promesa nos invita a confiar plenamente en nuestro Dios y a descansar en su amoroso cuidado. No tenemos que preocuparnos ni temer, porque Él está con nosotros en cada momento de nuestras vidas. Podemos enfrentar cualquier situación sabiendo que Él nos dará la fuerza y la sabiduría necesarias para superarla.
Queridos hermanos y hermanas, en medio de los desafíos y las dificultades que enfrentamos, recordemos siempre el Salmo 121:3. No importa cuán empinado sea el camino que atravesamos, no importa cuán resbaladizo pueda parecer, nuestro Dios nos sostendrá y nos protegerá. Él es nuestro refugio seguro y nuestra fortaleza constante.
Así que, cuando sientas que tus fuerzas flaquean y tus pies titubean, recuerda este versículo y coloca tu confianza en nuestro fiel Dios. Él nunca te abandonará y te guiará hacia la victoria. No importa cuán grandes sean tus temores o cuántas lágrimas derrames, Él está contigo, sosteniéndote y cuidándote en todo momento.
En conclusión, el Salmo 121:3 nos recuerda que nuestro Dios es nuestro protector constante. Él nos sostiene y no permite que resbalemos. Nuestro Dios nunca se duerme mientras nos guarda. Así que, confiemos en su amor y su fidelidad, sabiendo que Él está siempre a nuestro lado, cuidándonos y guiándonos en cada paso que damos.
Que este versículo sea un recordatorio constante para todos nosotros de que no estamos solos en este viaje de fe. Nuestro Dios es poderoso y está siempre presente, listo para sostenernos y protegernos. Sigamos adelante con valentía, sabiendo que Él es nuestro refugio y nuestra fortaleza.
Salmo 121:3 – “No dejará que tu pie resbale, ni se dormirá el que te guarda.”
Amén.