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Salmo 138:3 revela el poderoso amor divino


Salmo 138:3 – «El día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma.»

Queridos hermanos y hermanas en la fe, hoy quiero compartir con ustedes un versículo poderoso y lleno de esperanza que se encuentra en el Salmo 138:3. Esta escritura nos recuerda la infinita bondad y fidelidad de nuestro amado Señor. En momentos de angustia y aflicción, cuando levantamos nuestras voces hacia Él, podemos tener la certeza de que nos responderá y nos fortalecerá.

Cuando leemos este versículo, podemos imaginar al salmista, David, clamando a Dios en medio de sus luchas y preocupaciones. Tal vez se sintiera abrumado por las circunstancias, pero en lugar de perder la esperanza, decidió confiar en el Señor. Y lo que sucedió fue maravilloso: Dios escuchó su clamor y le respondió. Imagine el alivio y la paz que David debió de haber sentido al saber que no estaba solo, que Dios estaba con él.

Queridos hermanos y hermanas, este mismo Dios que escuchó y respondió a David, es el mismo Dios que nos escucha y responde hoy. No importa cuál sea la situación por la que estemos pasando, no importa cuán difícil o imposible parezca, Dios está allí, listo para escuchar nuestro clamor y fortalecernos. Él no nos abandona, sino que nos sostiene con su amor y compasión.

Es importante destacar que la respuesta de Dios no siempre es exactamente lo que esperamos o deseamos. A veces, su respuesta puede venir en forma de fortaleza interior para enfrentar las dificultades o en forma de paz y consuelo en medio de la adversidad. En otras ocasiones, su respuesta puede venir a través de personas que nos apoyan y nos dan palabras de aliento. Lo cierto es que Dios sabe lo que necesitamos en cada momento y siempre nos brindará lo mejor para nuestras vidas.

Cuando confiamos en el Señor y levantamos nuestras voces hacia Él, estamos reconociendo nuestra dependencia de su poder y sabiduría. Estamos poniendo nuestra fe en acción y demostrando que creemos en su capacidad para ayudarnos y guiarnos. No importa cuán grande o pequeña sea nuestra petición, podemos tener la seguridad de que Dios nos escucha y nos responde.

Entonces, ¿cómo podemos aplicar este versículo a nuestras vidas diarias? En primer lugar, debemos recordar que no estamos solos. Dios está con nosotros en cada paso del camino. En segundo lugar, debemos ser valientes y confiar en su fidelidad. No importa cuán desalentadoras parezcan las circunstancias, Dios tiene el control y puede obrar milagros en nuestras vidas. Y, por último, debemos orar constantemente, elevando nuestras voces hacia Él y confiando en que nos responderá.

Queridos hermanos y hermanas, no dejemos que las dificultades nos desanimen. Recordemos siempre que nuestro Dios es poderoso y fiel. Él nos escucha y nos responde en el momento perfecto. Alientémonos unos a otros con estas palabras de esperanza y confiemos en el poder de Dios para obrar en nuestras vidas.

En conclusión, el Salmo 138:3 es un recordatorio poderoso de la bondad y fidelidad de Dios. Nos asegura que cuando clamemos a Él, nos responderá y nos fortalecerá. No importa cuál sea nuestra situación, podemos confiar en que Dios está con nosotros y nos sostendrá en todo momento. Así que levantemos nuestras voces hacia Él, confiemos en su fidelidad y experimentemos su respuesta en nuestras vidas.

Que este versículo sea un recordatorio constante de la presencia y el amor de Dios en nuestras vidas. Que nos inspire a confiar en Él en todo momento y a compartir su amor y esperanza con aquellos que nos rodean. Amén.

Salmo 138:3 – «El día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma.»

Salmo 138:3 – «El día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma.»

Salmo 138:3 – «El día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma.»