Salmo 141:3 – “Pon guarda, oh Jehová, a mi boca; guarda la puerta de mis labios.”
Queridos hermanos y hermanas en la fe, hoy quiero compartir con ustedes una poderosa verdad que se encuentra en el Salmo 141:3. Este versículo nos insta a poner guarda en nuestra boca y a cuidar la puerta de nuestros labios. ¿Pero qué significa realmente esto para nosotros como creyentes?
Vivimos en un mundo donde las palabras tienen un gran poder. A menudo subestimamos el impacto que nuestras palabras pueden tener en los demás y en nosotros mismos. Nuestras palabras pueden construir o destruir, pueden traer vida o muerte. Es por eso que el Salmo 141:3 nos insta a ser conscientes de lo que decimos y cómo lo decimos.
Como cristianos, estamos llamados a ser portadores de la luz de Cristo en este mundo. Nuestras palabras deben reflejar el amor y la gracia de nuestro Señor. Debemos ser cuidadosos con lo que decimos, evitando hablar palabras hirientes, palabras de enojo o palabras que no edifican.
En Proverbios 18:21, leemos: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.” Nuestras palabras tienen el poder de traer vida o muerte. Podemos elegir si nuestras palabras serán semillas de esperanza y aliento, o si serán veneno que lastima y destruye.
Pero, ¿cómo podemos poner guarda en nuestra boca y cuidar la puerta de nuestros labios? En primer lugar, debemos ser conscientes de nuestras palabras. Debemos pensar antes de hablar y considerar si nuestras palabras serán constructivas o destructivas. Debemos pedirle a Dios que nos ayude a controlar nuestra lengua y a hablar solo lo que sea agradable a sus ojos.
Además, debemos llenarnos de la Palabra de Dios. En el Salmo 119:11, leemos: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.” Cuando conocemos y meditamos en la Palabra de Dios, nuestras palabras serán influenciadas por ella. La Palabra de Dios es vida y poder, y cuando la tenemos en nuestro corazón, nuestras palabras serán llenas de sabiduría y gracia.
También es importante rodearnos de personas que nos animen a hablar palabras de vida. En Proverbios 13:20, leemos: “El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado.” Si nos rodeamos de personas que hablan palabras negativas o destructivas, es más probable que también nosotros lo hagamos. Pero si nos rodeamos de personas sabias y piadosas, seremos alentados a hablar palabras de amor y verdad.
Queridos hermanos y hermanas, recordemos siempre la importancia de poner guarda en nuestra boca y cuidar la puerta de nuestros labios. Nuestras palabras pueden marcar la diferencia en la vida de los demás y en nuestra propia vida. No subestimemos el poder de nuestras palabras y busquemos la guía de Dios para que nuestras palabras sean siempre un reflejo de su amor y gracia.
Que el Salmo 141:3 sea un recordatorio constante para nosotros: “Pon guarda, oh Jehová, a mi boca; guarda la puerta de mis labios.” Oremos juntos para que Dios nos ayude a ser cuidadosos con nuestras palabras y a usarlas para edificar y no para destruir. Que nuestras palabras sean siempre un testimonio del amor de Cristo en nosotros.
Salmo 141:3 – “Pon guarda, oh Jehová, a mi boca; guarda la puerta de mis labios.”
En el nombre de Jesús, amén.