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Salmo 18:1-3: Una poderosa declaración de confianza divina


Salmo 18:1-3 (RV) – «Te amaré, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. A Jehová, quien es digno de alabanza, y seré salvo de mis enemigos.»

¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo!

Hoy quiero compartir con ustedes un pasaje bíblico que ha sido una fuente constante de inspiración y fortaleza para mí en mi camino como ministro cristiano. El Salmo 18:1-3 nos ofrece una visión poderosa de la relación que podemos tener con nuestro Dios todopoderoso. Permítanme sumergirnos en este hermoso salmo y descubrir juntos el mensaje que tiene para nuestras vidas.

El salmista David comienza proclamando su amor y devoción a Jehová: «Te amaré, oh Jehová, fortaleza mía». Estas palabras nos recuerdan la importancia de amar al Señor con todo nuestro corazón, alma y mente. Cuando amamos a Dios de esta manera, encontramos fortaleza en Él. Él se convierte en nuestra roca, nuestro castillo y nuestro libertador. Él es nuestra protección y refugio en todo momento. No hay otro en quien podamos confiar como en nuestro Dios fiel.

En medio de las dificultades y desafíos de la vida, a menudo nos sentimos débiles y abrumados. Sin embargo, en este pasaje, David nos recuerda que Dios es nuestra fortaleza. Él es la fuente de nuestro poder y nos fortalece en nuestras debilidades. Cuando nos enfrentamos a situaciones aparentemente imposibles, podemos confiar en que Dios nos dará la fuerza que necesitamos para superarlas. Él es nuestro escudo y la fuerza de nuestra salvación.

Además, el salmista declara que Jehová es digno de alabanza. Cuando reconocemos la grandeza y las maravillas de nuestro Dios, somos impulsados a alabarle con todo nuestro ser. La alabanza nos permite conectarnos con la presencia de Dios y nos llena de gozo y gratitud. A través de la alabanza, reconocemos que Dios es nuestro salvador y que Él nos libra de nuestros enemigos.

Hermanos y hermanas, ¿podemos permitir que estas palabras del Salmo 18:1-3 nos inspiren hoy? Permítanme recordarles que, sin importar las circunstancias en las que nos encontremos, podemos confiar en Dios. Él es nuestra fortaleza, nuestro refugio y nuestro libertador. Él nos sostendrá y nos dará la fuerza que necesitamos para enfrentar cualquier desafío que se nos presente. Incluso cuando nos encontramos rodeados de enemigos, podemos confiar en que Dios nos salvará.

Les animo a tomar un momento en su día para meditar en el Salmo 18:1-3. Permítanse ser llenos de amor y devoción a Dios, reconociendo Su grandeza y entregándole todas sus preocupaciones y cargas. A través de la alabanza, experimentarán la presencia sanadora y fortalecedora de Dios en sus vidas.

Queridos hermanos y hermanas, que el Salmo 18:1-3 sea una guía constante en su caminar con el Señor. Que estas palabras les recuerden que Dios es su fortaleza, su refugio y su libertador. Confíen en Él en todo momento y alábenle con todo su ser. ¡Que la gracia y la paz del Señor estén con ustedes siempre!

Salmo 18:1-3 (RV) – «Te amaré, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. A Jehová, quien es digno de alabanza, y seré salvo de mis enemigos.»

Salmo 18:1-3 (RV) – «Te amaré, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. A Jehová, quien es digno de alabanza, y seré salvo de mis enemigos.»

Salmo 18:1-3 (RV) – «Te amaré, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. A Jehová, quien es digno de alabanza, y seré salvo de mis enemigos.»