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Salmo 22:1: Un clamor de esperanza en tiempos difíciles


Salmo 22 1: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?» (Reina Valera)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero reflexionar con ustedes sobre el Salmo 22:1, un versículo poderoso y lleno de significado. Este Salmo fue escrito por el rey David, un hombre de fe y pasión por Dios. En medio de sus luchas y tribulaciones, David clamó a Dios con todo su ser, expresando su desesperación y confianza en el Señor.

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» Estas palabras de David nos revelan su profundo dolor y desconcierto. A veces, en nuestra caminata cristiana, también podemos sentirnos desamparados y solos. Nos encontramos en situaciones difíciles y nos preguntamos dónde está Dios en medio de nuestros problemas. Pero debemos recordar que Dios nunca nos abandona, incluso cuando nuestras circunstancias parecen sombrías.

«¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?» David cuestiona la aparente distancia entre él y la salvación que anhela. Sin embargo, a pesar de su angustia, David continúa clamando a Dios, confiando en Su fidelidad y poder para responder a su clamor. Esta es una lección importante para todos nosotros: nunca dejemos de clamar a Dios, incluso cuando parezca que nuestras oraciones no son respondidas de inmediato. Dios siempre está cerca de nosotros, escuchando nuestras súplicas y obrando en Su tiempo perfecto.

En momentos de dificultad, dolor o confusión, debemos recurrir a este Salmo 22:1 como una fuente de inspiración y fortaleza. Nos recuerda que nuestro Dios es un Dios presente, que nunca nos abandona ni se olvida de nosotros. Él está cerca de los quebrantados de corazón y rescata a los afligidos.

Es importante destacar que Jesús mismo citó estas palabras en la cruz. En Mateo 27:46, leemos: «Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» Jesús, quien llevó sobre sí mismo nuestros pecados y nuestras aflicciones, experimentó esa sensación de abandono en la cruz. Sin embargo, a pesar de Su sufrimiento, Jesús nunca perdió la confianza en el plan de Dios y en Su amor incondicional por la humanidad.

Así como Jesús confió en el Padre celestial en medio de Su agonía, también nosotros debemos aferrarnos a Dios en nuestras pruebas. Aunque nuestro dolor pueda ser intenso y nuestras circunstancias parezcan desesperadas, debemos recordar que Dios tiene un propósito en todo lo que permite en nuestras vidas. Él está obrando en nosotros y a través de nosotros, incluso en medio de la oscuridad.

Queridos hermanos y hermanas, no importa cuán lejos parezca estar Dios o cuán desamparados nos sintamos, debemos recordar que Él está con nosotros en cada paso del camino. El Salmo 22:1 nos enseña la importancia de confiar en Dios incluso cuando nuestras circunstancias parecen desfavorables. Debemos perseverar en la oración y la alabanza, sabiendo que Dios siempre está cerca y nunca nos abandonará.

Así que hoy, en medio de cualquier dificultad que enfrentes, te animo a que repitas las palabras de David en el Salmo 22:1: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» Clama a Dios con todo tu ser, confiando en Su fidelidad y amor inquebrantables. Él está escuchando tus súplicas y obrando en tu vida de maneras que tal vez no puedas comprender en este momento.

No importa cuál sea tu situación, recuerda que Dios siempre está contigo. Él es tu refugio y fortaleza en tiempos de dificultad. Confía en Su poder y amor, y nunca dejes de clamar a Él. En Su tiempo perfecto, Él responderá tu clamor y te llevará a la victoria.

Que el Salmo 22:1 sea una fuente de inspiración y esperanza en tu vida, recordándote que nunca estás solo y que Dios siempre está cerca. Clama a Él con confianza, sabiendo que Él responderá y te sostendrá en medio de tus pruebas.

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» No importa cuán lejos pueda parecer Dios, Él nunca te abandonará. Confía en Su amor y poder, y deja que Él sea tu refugio en todo momento.

Que el Señor bendiga y fortalezca tu fe en medio de tus desafíos. Amén.

Salmo 22 1: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?» (Reina Valera)