Salmo 27:1-3 (RVR 1960):
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.”
Hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes palabras de aliento y esperanza encontradas en el Salmo 27:1-3. Estos versículos nos recuerdan la importancia de confiar en Dios en medio de las dificultades y desafíos que enfrentamos en nuestra vida diaria.
En primer lugar, el salmista proclama: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?” Estas palabras nos invitan a poner nuestra confianza en Dios, quien es nuestra fuente de luz y salvación. En tiempos de oscuridad y confusión, Dios nos guía y nos muestra el camino. No importa cuán grandes sean nuestros temores o preocupaciones, podemos tener la certeza de que Dios está a nuestro lado, listo para protegernos y guiarnos.
Además, el salmista declara: “Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” Esta afirmación nos recuerda que no debemos temer a ningún enemigo o adversidad, porque Dios es nuestra fortaleza. Aunque los malignos y los enemigos se levanten en nuestra contra, Dios les hará tropezar y caer. Podemos confiar en que, sin importar las circunstancias, Dios nos sostendrá y nos defenderá.
En momentos de angustia y aflicción, es común que nuestro corazón se llene de miedo y desesperación. Sin embargo, el salmista nos anima con estas palabras: “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.” Nosotros, como creyentes, no debemos permitir que el miedo gobierne nuestras vidas. En lugar de eso, debemos confiar en que Dios está a nuestro lado, peleando nuestras batallas y llenándonos de valentía y confianza.
Queridos hermanos y hermanas, en medio de los desafíos y pruebas que enfrentamos, recordemos siempre las palabras del Salmo 27:1-3. Que estas promesas de Dios nos inspiren a confiar en Él y a tener fe en su poder y protección. No importa cuán oscuro sea el camino que estemos atravesando, Dios es nuestra luz y salvación. No importa cuán grande sea el ejército que se levante en nuestra contra, Dios es nuestra fortaleza. No importa cuán feroz sea la guerra que enfrentemos, podemos estar confiados en que Dios está con nosotros.
Así que, hoy te animo a que medites en estas palabras y las hagas tuyas. Deja que el Salmo 27:1-3 sea una fuente de fortaleza y esperanza en tu vida. Confía en que Dios está contigo en cada paso del camino y que Él te sostendrá en medio de cualquier circunstancia. No temas, hermano, hermana, porque Jehová es tu luz y tu salvación. Él es la fortaleza de tu vida. Confía en Él, porque Él está contigo.
Salmo 27:1-3 (RVR 1960):
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.”
Que esta poderosa declaración del Salmo 27:1-3 permanezca en tu corazón y te fortalezca en todo momento. Confía en la luz y salvación que Dios te ofrece, y no temas a los enemigos que se levanten contra ti. Recuerda siempre que Dios es tu fortaleza y nunca te abandonará. Aunque las circunstancias puedan parecer abrumadoras, ten la certeza de que Dios está contigo, protegiéndote y guiándote en cada paso del camino.
Salmo 27:1-3 (RVR 1960):
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.”
¡Qué maravillosas promesas nos ofrece el Salmo 27:1-3! Queridos hermanos y hermanas, que estas palabras nos inspiren a confiar en Dios en todo momento, incluso en medio de las pruebas más difíciles. Que podamos recordar que Jehová es nuestra luz y salvación, y que Él es quien nos fortalece y protege. No temamos, sino confiemos en que Dios está a nuestro lado, peleando nuestras batallas y guiándonos hacia la victoria.
Salmo 27:1-3 (RVR 1960):
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.”