Salmo 3:6 – “Me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes una poderosa promesa que encontramos en el Salmo 3:6. Esta afirmación nos recuerda la fidelidad y el amor incondicional de nuestro Dios, quien siempre vela por nosotros y nos sostiene en todo momento.
En la vida, enfrentamos muchas situaciones adversas que pueden robarnos la paz y la tranquilidad. Las preocupaciones, el estrés y los problemas cotidianos pueden abrumarnos, y en momentos así, es fácil perder de vista la presencia de Dios en medio de nuestras dificultades. Sin embargo, este versículo nos insta a confiar en el Señor y descansar en su cuidado constante.
El salmista David escribió estas palabras en un momento de gran angustia. Él se encontraba huyendo de su propio hijo Absalón, quien se había rebelado contra él y buscaba su muerte. David sabía que su vida estaba en peligro, pero en lugar de caer en el pánico o la desesperación, decidió confiar en Dios y descansar en su protección.
Imaginen la escena: David se acuesta y cierra los ojos, tal vez con el corazón lleno de incertidumbre y miedo. Pero en lugar de dejarse consumir por esos sentimientos, él afirma con valentía que Jehová lo sustenta. Esta es una declaración de fe y confianza absoluta en el poder y la bondad de Dios. David sabía que no importaba cuán difícil fuera su situación, Dios estaba a su lado, sosteniéndolo y fortaleciéndolo.
Queridos hermanos y hermanas, ¿pueden identificarse con la experiencia de David? Tal vez estén pasando por momentos difíciles en sus vidas en este momento. Tal vez se sientan abrumados por las circunstancias y no puedan ver una salida. Pero les animo a recordar el Salmo 3:6 y a confiar en que Dios está con ustedes.
Cuando nos acostamos y descansamos en la certeza de que Dios nos sustenta, podemos experimentar una paz que trasciende todo entendimiento. No importa cuán oscuro sea el valle por el que estemos pasando, Dios es nuestra luz y nuestra fortaleza. Él nos da la fuerza para levantarnos cada mañana y enfrentar los desafíos que se nos presentan.
A medida que meditamos en este versículo, recordemos que la sustentación de Dios no se limita solo a nuestras necesidades físicas. Él también nos sostiene emocionalmente, espiritualmente y mentalmente. Cuando estamos agotados y desgastados, Dios nos refresca y restaura. Cuando estamos llenos de dudas y temores, Dios nos da su paz y seguridad.
Amados hermanos y hermanas, no importa cuán difícil sea la situación que enfrenten en este momento, confíen en la promesa de Dios en el Salmo 3:6. Aunque las tormentas de la vida puedan rugir a nuestro alrededor, Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza. Él está con nosotros en cada paso del camino, sosteniéndonos y guiándonos hacia la victoria.
Así que, pongamos nuestra confianza en el Señor. Acostémonos y durmamos en paz, sabiendo que Dios está a nuestro lado. Despertemos cada mañana con gratitud, porque su sustento es constante y su amor es inagotable.
En conclusión, hermanos y hermanas, recordemos siempre el Salmo 3:6: “Me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba.” Encontremos consuelo y fortaleza en esta poderosa promesa, sabiendo que Dios está con nosotros en cada momento de nuestras vidas. Que podamos confiar en su fidelidad y descansar en su amor eterno. Amén.
Salmo 3:6 – “Me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba.”