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Salmo 37:11 revela el secreto de la plenitud en paz


Salmo 37:11 – «Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes una poderosa promesa que se encuentra en el Salmo 37:11. En este versículo, el salmista nos habla sobre el destino de los mansos, aquellos que son humildes y pacientes en espíritu. Nos dice que ellos heredarán la tierra y disfrutarán de una abundancia de paz.

La palabra «mansos» en este contexto no se refiere a los débiles o sumisos, sino a aquellos que tienen un corazón humilde y obediente a Dios. Son aquellos que eligen confiar en el Señor en medio de las pruebas y dificultades de la vida. Son aquellos que no se dejan llevar por la ira o la impaciencia, sino que confían en que Dios tiene el control y que Él peleará por ellos.

¿No es maravilloso saber que aquellos que son mansos heredarán la tierra? En un mundo donde prevalece el egoísmo y la ambición desmedida, esta promesa es un bálsamo para nuestro espíritu. Nos recuerda que nuestro verdadero hogar no es este mundo temporal, sino el reino eterno de Dios. Y en ese reino, los mansos serán recompensados con una tierra donde reinará la justicia y la paz.

La tierra que heredarán los mansos no se refiere únicamente a un lugar físico, sino a una bendición espiritual. Es un estado de comunión íntima con Dios, donde experimentaremos la plenitud de Su paz y amor. Es un lugar donde ya no habrá más dolor ni sufrimiento, donde cada lágrima será enjugada por el propio Dios (Apocalipsis 21:4).

Pero, ¿cómo podemos ser considerados mansos? Jesús nos enseñó en Mateo 11:29: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón». Él es nuestro ejemplo perfecto de mansedumbre y humildad. Si deseamos heredar la tierra prometida, debemos seguir el ejemplo de Cristo en nuestras vidas diarias.

Ser mansos implica renunciar al orgullo y la arrogancia, entregándonos completamente a la voluntad de Dios. Significa someternos a Su autoridad y depender de Él en todo momento. Significa perdonar a aquellos que nos han hecho daño y amar a nuestros enemigos, tal como Jesús nos enseñó en Mateo 5:44.

En un mundo que valora la violencia y la venganza, ser mansos puede parecer contracultural. Pero como cristianos, estamos llamados a vivir de manera diferente. Estamos llamados a ser luz en medio de la oscuridad, a mostrar el amor y la gracia de Dios a aquellos que nos rodean.

Cuando elegimos ser mansos, no solo heredaremos la tierra prometida, sino que también seremos testigos del poder y la fidelidad de Dios en nuestras vidas. Él honra a aquellos que confían en Él y los bendice con una paz que trasciende todo entendimiento (Filipenses 4:7).

Entonces, queridos hermanos y hermanas, no desmayemos en nuestro caminar con el Señor. Aunque a veces parezca que los impíos prosperan y que la maldad prevalece, recordemos las palabras del Salmo 37:11: «Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz».

Perseveremos en nuestra fe, sabiendo que nuestro destino final está en las manos de Dios. Confíemos en que Él cumplirá Sus promesas y nos recompensará con una herencia eterna. Sigamos el ejemplo de Cristo, siendo mansos y humildes en todo momento.

Que esta promesa de Dios nos llene de esperanza y nos motive a vivir de acuerdo a Su voluntad. Que seamos testimonio de Su amor y misericordia en un mundo que tanto lo necesita. Y que siempre recordemos que los mansos heredarán la tierra y disfrutarán de una abundancia de paz.

Salmo 37:11 – «Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz.»

Artículo inspirado en el Salmo 37:11, escrito por un ministro cristiano.