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Salmo 39:5 revela el poder de la vida: ¡Guía mis pasos, oh Señor!


Salmo 39:5 – «He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive.» (Reina Valera)

¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo, la paz del Señor sea con todos ustedes!

Hoy quiero compartir con ustedes una poderosa verdad encontrada en el Salmo 39:5. Este versículo nos recuerda la fugacidad de nuestra existencia terrenal y la importancia de vivir con un propósito eterno en mente.

En primer lugar, el Salmo 39:5 nos dice: «He aquí, diste a mis días término corto». Esto nos enseña que nuestra vida en la tierra tiene un límite definido. Cada día que vivimos es un regalo precioso y limitado de Dios. No sabemos cuánto tiempo se nos ha dado, por lo tanto, debemos aprovechar cada momento para glorificar a Dios y bendecir a los demás.

Es fácil caer en la trampa de pensar que tenemos todo el tiempo del mundo para hacer lo que deseamos. Pero la realidad es que nuestros días están contados. Dios, en su sabiduría, ha establecido un límite para nuestra existencia aquí en la tierra. Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Cómo estamos utilizando el tiempo que se nos ha dado? ¿Estamos invirtiendo nuestros días en cosas que importan en la eternidad?

El segundo aspecto que encontramos en este versículo es: «mi edad es como nada delante de ti». Nuestra vida, en comparación con la eternidad, es insignificante. A menudo nos obsesionamos con nuestros logros, nuestras posesiones y nuestras ambiciones terrenales, olvidando que todo esto es vanidad. Nuestra edad, nuestra posición social o nuestra riqueza no tienen ningún valor ante los ojos de Dios si no estamos viviendo para Él y para su reino.

Es fácil caer en la trampa de buscar la satisfacción en las cosas temporales y terrenales. Pero el Salmo 39:5 nos recuerda que todo esto es fugaz y pasajero. Solo lo que hacemos por Dios y por su reino perdurará por la eternidad. Por lo tanto, debemos poner nuestras esperanzas y nuestros corazones en las cosas eternas, en las promesas de Dios y en su voluntad para nuestras vidas.

Finalmente, este versículo nos dice: «ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive». La palabra «vanidad» significa vacío, sin sentido. Si vivimos nuestras vidas sin tener en cuenta a Dios y su propósito para nosotros, estamos viviendo en vano. Todas nuestras posesiones, logros y placeres terrenales no tienen ningún valor si no están enraizados en una relación íntima con nuestro Creador.

Queridos hermanos y hermanas, la verdad es que nuestros días son limitados, nuestra edad es insignificante y nuestra vida carece de sentido si no está centrada en Dios. Salmo 39:5 nos desafía a reflexionar sobre cómo estamos viviendo nuestras vidas y a hacer cambios si es necesario. No podemos permitirnos desperdiciar el tiempo que se nos ha dado.

Así que, ¡levantémonos y vivamos con un propósito eterno! Aprovechemos cada día para amar a Dios y amar a los demás. Inviertamos nuestro tiempo y energía en las cosas que perdurarán por la eternidad. No dejemos que las distracciones y las ambiciones terrenales nos alejen de lo que realmente importa.

Hermanos y hermanas, recuerden siempre el mensaje poderoso del Salmo 39:5: «He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive.» Vivamos con la perspectiva de la eternidad en mente, aprovechando cada día para honrar y seguir a nuestro amado Salvador.

Que el Señor nos guíe y nos fortalezca en esta jornada, y que podamos vivir nuestras vidas con un propósito eterno. Amén.

Salmo 39:5 – «He aquí, diste a mis días término corto, y mi edad es como nada delante de ti; ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive.» (Reina Valera)