Conéctate Con Dios

Salmo 5.3: La poderosa promesa de Dios en tus mañanas


Salmo 5.3: «Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy me dirijo a ustedes con gran alegría y gratitud en mi corazón, porque tenemos la bendición de poder acercarnos a Dios cada día. En el Salmo 5.3, el salmista nos muestra una actitud admirable que todos deberíamos imitar: la disposición de presentarnos ante nuestro Señor cada mañana y esperar en Él.

En nuestra vida diaria, enfrentamos desafíos, preocupaciones y obstáculos que a veces pueden agobiar nuestro espíritu. Sin embargo, el salmista nos enseña que la clave para enfrentar estas dificultades radica en buscar a Dios desde temprano en la mañana y esperar en Él. Este versículo nos recuerda que debemos comenzar nuestro día con una oración sincera y una entrega total a nuestro Creador.

Cuando nos presentamos delante de Dios cada mañana, reconocemos su soberanía y nuestra dependencia de Él. Le abrimos nuestro corazón y le expresamos nuestras necesidades, sueños y anhelos. Sabemos que Él es nuestro refugio y fortaleza, y confiamos en que nos escucha y atiende nuestras peticiones.

La oración matutina nos permite establecer una conexión íntima con Dios y recibir su dirección para nuestro día. Es un momento de quietud y reflexión, donde podemos entregarle nuestras cargas y preocupaciones, y recibir su paz y sabiduría. Al presentarnos delante de Él, reconocemos que Él es el centro de nuestras vidas y que su voluntad debe prevalecer en cada decisión que tomemos.

Además, el salmista nos muestra la importancia de la espera en Dios. No solo nos presentamos ante Él, sino que también esperamos en su respuesta. La espera implica confiar en su perfecto tiempo y saber que Él tiene el control de todas las situaciones en nuestras vidas. No importa cuán difícil sea la circunstancia, podemos confiar en que Dios nos guiará y nos dará la fuerza para enfrentar cualquier desafío que se nos presente.

La espera en Dios nos enseña paciencia y humildad. Nos libera del afán y la ansiedad, y nos permite descansar en su amor y fidelidad. En momentos de prueba, podemos recordar el Salmo 5.3 y encontrar consuelo en saber que Dios nos oye y nos acompaña en todo momento.

Hermanos y hermanas, les animo a que adopten la actitud del salmista en Salmo 5.3. Comiencen cada día presentándose ante Dios en oración y esperando en Él. No subestimen el poder de la comunión con nuestro Padre celestial y la importancia de esperar en su respuesta. Él es nuestro defensor y protector, y siempre está dispuesto a escuchar nuestras súplicas y responder conforme a su voluntad perfecta.

Así que, queridos hermanos y hermanas, les invito a que se unan a mí en esta hermosa práctica de presentarnos delante de Dios cada mañana y esperar en Él. Que nuestras vidas sean testimonio de la confianza y la fe que depositamos en nuestro Señor. Recordemos siempre las palabras del Salmo 5.3: «Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.»

Que la paz y el amor de Dios les acompañen en cada paso que den. Amén.

Salmo 5.3: «Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.»