Salmo 5:3 – “Por la mañana oirás mi voz, oh Señor; por la mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes una hermosa promesa que se encuentra en el Salmo 5:3. Esta Escritura nos habla de la importancia de comenzar nuestro día en comunión con Dios, presentándonos ante Él y poniendo nuestras esperanzas y deseos en Sus manos.
El Salmo 5:3 nos muestra el ejemplo de David, quien buscaba a Dios temprano en la mañana para presentarle sus peticiones y esperar en Él. David reconocía que Dios es el único capaz de escuchar su voz y responder a sus súplicas. Así como David, nosotros también debemos buscar a Dios en oración, confiando en que Él nos escuchará y responderá según Su voluntad.
La mañana es un momento especial, un nuevo comienzo, un momento en el que Dios nos da la oportunidad de acercarnos a Él y entregarle nuestras cargas, preocupaciones y anhelos. Al levantarnos temprano para buscar al Señor, demostramos nuestra dependencia de Él y nuestra confianza en Su guía y dirección.
A menudo, nos encontramos atrapados en las prisas y preocupaciones de la vida cotidiana, sin tomar el tiempo necesario para estar en la presencia de Dios. Sin embargo, el Salmo 5:3 nos recuerda que nuestra prioridad debe ser buscar a Dios antes que cualquier otra cosa. Al hacerlo, encontraremos consuelo, fuerza y sabiduría para enfrentar los desafíos del día.
Cuando nos presentamos ante Dios en la mañana, estamos reconociendo que Él es nuestro refugio y fortaleza. Le entregamos nuestros sueños y metas, confiando en que Él nos guiará y nos ayudará a alcanzarlos. No importa cuán grandes o imposibles parezcan nuestras circunstancias, Dios es más grande y está dispuesto a intervenir en nuestras vidas si confiamos en Él de todo corazón.
El Salmo 5:3 también nos enseña sobre la importancia de la espera. A veces, queremos que nuestras oraciones sean respondidas de inmediato, pero Dios tiene Su propio tiempo perfecto. La espera puede ser difícil, pero es durante ese tiempo que Dios está obrando en nuestras vidas, preparándonos y moldeándonos para recibir Sus bendiciones.
La espera también nos enseña a confiar en Dios y a depender de Su gracia y misericordia. Nos ayuda a desarrollar una relación más profunda con nuestro Padre celestial, a aprender a perseverar y a crecer en fe. Incluso cuando nuestras oraciones no sean respondidas según nuestras expectativas, podemos tener la certeza de que Dios tiene un plan perfecto para nuestras vidas y que Su voluntad es siempre buena, agradable y perfecta.
Así que, queridos hermanos y hermanas, los invito a seguir el ejemplo de David y buscar a Dios por la mañana. Dediquemos tiempo a orar, meditar en Su Palabra y escuchar Su voz. Presentémonos delante de Él con un corazón sincero y humilde, confiando en que nos escuchará y responderá.
Recordemos que Dios es nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestro proveedor. Él está siempre dispuesto a escuchar nuestra voz y a caminar junto a nosotros en cada paso de nuestro camino. No importa cuáles sean nuestras circunstancias, podemos encontrar consuelo y esperanza en Su presencia.
Así que, amados hermanos y hermanas, levantémonos temprano para buscar a Dios. Presentémonos delante de Él, esperando en Su fidelidad y en Su amor inagotable. Que nuestras mañanas sean llenas de oración, adoración y confianza en el Señor. Y recordemos siempre las palabras del Salmo 5:3: “Por la mañana oirás mi voz, oh Señor; por la mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.”
Que esta promesa nos inspire a buscar a Dios en todo momento y a confiar en Su perfecto plan para nuestras vidas. Que nuestras mañanas estén llenas de la presencia y la paz de Dios. ¡Bendiciones abundantes para ustedes!
Salmo 5:3 – “Por la mañana oirás mi voz, oh Señor; por la mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.”