Salmo 76:26 – “Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón, y mi porción es Dios para siempre.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes las palabras poderosas del Salmo 76:26. Este versículo nos recuerda que, aunque nuestra carne y nuestro corazón puedan debilitarse, Dios es nuestra roca y nuestra porción para siempre. En momentos de dificultad y debilidad, podemos encontrar fortaleza y consuelo en Él.
La vida a menudo nos presenta desafíos y pruebas que pueden hacer que nuestra fuerza física y emocional flaqueen. Podemos sentirnos agotados y desanimados, con el corazón lleno de preocupaciones y temores. Sin embargo, en medio de estas circunstancias, debemos recordar que tenemos un Dios poderoso y fiel que está dispuesto a fortalecernos y sostenernos.
En el Salmo 76:26, se nos recuerda que nuestra carne y nuestro corazón pueden desfallecer, pero la roca de nuestro corazón es Dios. Él es nuestra fuente de fuerza y nuestro refugio seguro. Cuando depositamos nuestra confianza en Él, podemos encontrar esperanza y paz en medio de las tormentas de la vida.
Es interesante notar cómo el Salmo nos habla de nuestra “porción” en Dios. Esto significa que Él no solo nos da fuerza y consuelo, sino que también es nuestra herencia y posesión. Somos bendecidos con la presencia y el poder de Dios en nuestras vidas. Él nos ha elegido como sus hijos y nos ha dado la promesa de estar con nosotros siempre.
En los momentos de debilidad, podemos acudir a nuestro Padre celestial y confiar en que Él nos sostendrá. Incluso cuando nos sintamos impotentes, podemos recordar que tenemos un Dios todopoderoso que nos ama y se preocupa por nosotros. Él conoce nuestras luchas y está dispuesto a fortalecernos con su amor y gracia.
No importa cuán difíciles sean las circunstancias que enfrentemos, podemos confiar en que Dios es nuestra roca inquebrantable. Él es nuestra fortaleza en medio de la debilidad y nuestra esperanza en medio de la desesperanza. Su amor y poder nos sostendrán y nos llevarán a través de cualquier situación.
Hermanos y hermanas, no permitamos que nuestras circunstancias nos definan o nos desanimen. En cambio, volvamos nuestros ojos y corazones hacia Dios, quien es nuestra roca y nuestra porción para siempre. Él nos fortalecerá y nos dará la paz que trasciende todo entendimiento.
Que nuestras vidas sean testimonios vivos del poder y la fidelidad de nuestro Dios. Que nuestras acciones y palabras reflejen la confianza y el gozo que encontramos en Él. Que podamos compartir con otros cómo Dios nos ha sostenido y nos ha dado esperanza en medio de la adversidad.
En conclusión, el Salmo 76:26 nos recuerda que, aunque nuestra carne y nuestro corazón puedan desfallecer, Dios es nuestra roca y nuestra porción para siempre. En momentos de debilidad, podemos encontrar fortaleza en Él. Que nuestras vidas sean una expresión de gratitud y confianza en el poder y el amor de nuestro Dios.
Salmo 76:26 – “Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón, y mi porción es Dios para siempre.”
¡Que Dios les bendiga abundantemente!
Salmo 76:26 – “Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón, y mi porción es Dios para siempre.”