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Salmo 81: Un Canto Celestial de Alegría y Alabanza


Salmo 81: Una Canción de Alegría y Adoración

¡Queridos hermanos y hermanas en Cristo, que la paz de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes! Hoy, me gustaría compartir con ustedes la inspiración y la bendición que he encontrado en el Salmo 81 de la Palabra de Dios. Este salmo nos invita a renovar nuestra adoración y a regocijarnos en la presencia de Dios. Es un llamado para recordar Su fidelidad y misericordia, y para alabarle con todo nuestro ser.

El Salmo 81 comienza con estas hermosas palabras: «Cantad alegres a Dios, fortaleza nuestra; aclamad al Dios de Jacob» (Salmo 81:1). Aquí, el salmista nos exhorta a regocijarnos en nuestro Dios, quien es nuestra fortaleza y refugio en tiempos de dificultad. Él es el Dios de Jacob, el Dios de pacto que ha prometido estar con nosotros en todo momento. Entonces, ¿por qué no abrir nuestro corazón y levantar nuestras voces para adorar y alabar al Señor?

A medida que continuamos leyendo, encontramos una invitación a celebrar las festividades y las fiestas sagradas ordenadas por Dios. En el versículo 3, el Salmo 81 nos recuerda: «Tocad el pandero en la fiesta de la luna nueva, en el día señalado para nuestra fiesta.» Este llamado a la celebración nos muestra que Dios se complace cuando nos reunimos como su pueblo para adorar y honrar Su nombre. Él desea que nos deleitemos en Su presencia y que disfrutemos de la comunión unos con otros.

Además, el salmista nos insta a escuchar y obedecer la voz de Dios. En el versículo 8, leemos: «Oye, pueblo mío, y te testificaré; oh Israel, si me oyeres.» Aquí, Dios nos habla directamente, llamándonos a prestar atención a Su Palabra y a seguir Sus mandamientos. Él nos insta a ser obedientes, sabiendo que Su voluntad es perfecta y que nos conducirá por caminos de bendición y prosperidad.

Continuando en el Salmo 81, encontramos un recordatorio de la fidelidad de Dios hacia Su pueblo. En el versículo 10, leemos: «Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré.» Estas palabras nos hablan del amor incondicional de Dios y Su poder para liberarnos de cualquier esclavitud y cautiverio. Él nos llama a confiar en Él plenamente y a depender de Su provisión y cuidado en todas las circunstancias.

En la segunda mitad del Salmo 81, nos encontramos con un lamento divino por la desobediencia y la falta de fe del pueblo de Israel. Dios lamenta que Su pueblo haya apartado su corazón de Él y haya seguido sus propios caminos. Sin embargo, incluso en medio de este lamento, Dios ofrece una promesa de restauración y reconciliación. En el versículo 13, Él dice: «¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si Israel hubiera andado en mis caminos!» Aquí vemos la gracia y la misericordia de Dios, quien siempre está dispuesto a perdonar y restaurar a aquellos que se vuelven a Él con sinceridad y arrepentimiento.

En conclusión, el Salmo 81 nos invita a renovar nuestra adoración y a regocijarnos en la presencia de Dios. Nos recuerda la importancia de celebrar y adorar juntos como comunidad de creyentes. También nos insta a escuchar y obedecer la voz de Dios, confiando en Su fidelidad y amor incondicional. Aunque el salmo también nos confronta con nuestra propia desobediencia y falta de fe, nos ofrece la promesa de restauración y reconciliación en Cristo Jesús.

Así que, hermanos y hermanas, hoy los invito a tomar este Salmo 81 como un recordatorio de la importancia de la adoración y la obediencia en nuestras vidas. Abramos nuestros corazones, levantemos nuestras voces y regocijémonos en la presencia de nuestro Dios. Recordemos Su fidelidad y misericordia, y busquemos Su voluntad en todas las áreas de nuestra vida. Que el Salmo 81 sea una inspiración constante para nosotros, recordándonos siempre que el Señor es nuestra fortaleza y nuestro refugio.

«Cantad alegres a Dios, fortaleza nuestra; aclamad al Dios de Jacob» (Salmo 81:1). Amén y amén.

Salmo 81: Una Canción de Alegría y Adoración.