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Salmo 82 RV: Justicia divina revelada en versos


Salmo 82 Reina Valera: Descubriendo la Justicia Divina

¡Bienvenidos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy quiero compartir con ustedes un pasaje inspirador de la Palabra de Dios que se encuentra en el Salmo 82 Reina Valera. Este salmo nos habla sobre la justicia divina y el llamado que tenemos como creyentes a ser portadores de esa justicia en el mundo.

El Salmo 82 Reina Valera comienza con una declaración poderosa: «Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga» (Salmo 82:1). Esta afirmación nos recuerda que nuestro Dios es el Juez supremo, el que tiene el poder y la autoridad para juzgar a todas las naciones y gobiernos de la tierra. Es en esta reunión divina donde se establece el estándar de justicia que debemos seguir como seguidores de Cristo.

En el versículo 2 del Salmo 82 Reina Valera, leemos: «¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente y aceptaréis las personas de los impíos?» Este llamado a la justicia es relevante hoy en día, donde vemos tanta corrupción e injusticia en el mundo. Como cristianos, debemos ser valientes y tomar una postura firme contra la injusticia, rechazando cualquier tipo de favoritismo o discriminación. Debemos ser imparciales y tratar a todos por igual, recordando que todos somos hijos amados de Dios.

El Salmo 82 Reina Valera continúa diciendo en el versículo 3: «Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso.» Este versículo nos muestra claramente el corazón de Dios y su llamado a nosotros como ministros de su palabra. Debemos ser defensores de los desamparados, protegiendo y cuidando a aquellos que no pueden defenderse por sí mismos. Debemos buscar activamente la justicia para los necesitados y trabajar para eliminar las desigualdades sociales que existen en nuestro mundo.

Cuando miramos a nuestro alrededor, vemos tantas personas que están sufriendo, que están pasando por momentos difíciles. Es nuestro deber como cristianos tenderles una mano de ayuda y compasión. Jesús nos enseñó en Mateo 25:40: «De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí lo hicisteis.» Al servir a los necesitados, estamos sirviendo a Cristo mismo.

En el Salmo 82 Reina Valera, encontramos una advertencia en el versículo 5: «No saben, no entienden, andan en tinieblas; titubean todos los cimientos de la tierra.» Esta advertencia nos recuerda que si nos alejamos de la justicia divina, si nos olvidamos de nuestro llamado a defender a los débiles y a los necesitados, todo el fundamento de nuestra sociedad se verá afectado. La injusticia y la corrupción pueden llevar a la destrucción y a la decadencia moral.

Hermanos y hermanas, en este Salmo 82 Reina Valera encontramos una poderosa llamada a la justicia divina. Dios nos está llamando a ser sus manos y pies en este mundo, a trabajar para el bienestar de los necesitados y a luchar contra la injusticia. No podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento de los demás. Debemos levantarnos y marcar la diferencia.

Recuerden, amados, que el Salmo 82 Reina Valera nos dice: «Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso» (Salmo 82:3). Que esta palabra de Dios nos inspire a vivir vidas de justicia y compasión, extendiendo el amor de Cristo a todos los que nos rodean.

Oremos juntos: Padre celestial, te damos gracias por tu Palabra y por la enseñanza que encontramos en el Salmo 82 Reina Valera. Ayúdanos a ser fieles a tu llamado de justicia y a ser instrumentos de tu amor en este mundo. Capacítanos para defender a los débiles y a los necesitados, y danos la sabiduría y la valentía para luchar contra la injusticia. Que tu luz brille a través de nosotros y que muchos sean transformados por tu amor. En el nombre de Jesús, amén.

Salmo 82 Reina Valera. Salmo de Asaf. Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga. ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente y aceptaréis las personas de los impíos? Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso. Salid en defensa del pobre y del menesteroso; libradlos de mano de los impíos. No saben, no entienden, andan en tinieblas; titubean todos los cimientos de la tierra. Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis. Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque tú heredarás todas las naciones. (Salmo 82:1-8)