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Salmo 87: Un cántico celestial que trasciende fronteras


Salmos 87: ¡Oh, amada ciudad de Dios!
¡Qué hermoso es tu fundamento en el monte santo!
Dios ama las puertas de Sion más que todos los lugares de Jacob.
Gloriosas cosas se han dicho de ti, oh ciudad de Dios.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes un salmo que nos invita a reflexionar sobre la grandeza y el amor de nuestro Dios. El Salmo 87 nos muestra la importancia y la belleza de la ciudad de Dios, Sion, y cómo Dios la ha elegido como un lugar especial para establecer Su presencia.

En este salmo, el salmista expresa su admiración y asombro por la ciudad de Dios. Él proclama que el fundamento de esta ciudad en el monte santo es hermoso y digno de admiración. Y no solo eso, sino que Dios ama las puertas de Sion más que todos los lugares de Jacob. Esto nos muestra cuánto valora Dios a esta ciudad y cómo la considera especial y única.

Es maravilloso pensar en la importancia que Dios le da a Sion. A lo largo de la Biblia, vemos cómo Dios se revela y actúa en esta ciudad. Desde el arca de la alianza en el antiguo templo hasta el lugar donde Jesús fue crucificado y resucitado, Sion es un lugar lleno de historia y significado espiritual.

Pero, ¿qué significa todo esto para nosotros como creyentes? ¿De qué manera nos afecta la grandeza de la ciudad de Dios?

En primer lugar, nos recuerda que somos parte de un reino eterno. La ciudad de Dios representa el reino de Dios, un reino que trasciende el tiempo y el espacio. Como creyentes, somos ciudadanos de este reino y formamos parte de la iglesia, el cuerpo de Cristo. No importa cuál sea nuestra nacionalidad o de dónde vengamos, todos somos parte de la misma ciudad, Sion.

En segundo lugar, nos inspira a vivir vidas de adoración y servicio a Dios. Si Dios ama tanto a la ciudad de Sion, ¿cómo no vamos a amarla también? Esto implica amar y valorar a la iglesia, a nuestra comunidad de creyentes. Dios ha establecido Su presencia en medio de Su pueblo, y debemos reconocer y honrar esa presencia.

Cuando amamos y valoramos a la iglesia, somos testigos de las gloriosas cosas que Dios ha hecho y sigue haciendo en medio de nosotros. La iglesia es el lugar donde Dios se manifiesta y donde podemos experimentar Su gracia y amor de manera tangible. Es en la iglesia donde encontramos compañerismo, enseñanza, ánimo y apoyo mutuo. Es en la iglesia donde podemos crecer en nuestra fe y ser equipados para servir a Dios y a los demás.

Por último, el Salmo 87 nos anima a compartir las buenas nuevas del evangelio. Si Dios ama tanto a la ciudad de Sion y ha elegido establecer Su presencia allí, debemos llevar el mensaje de salvación a aquellos que aún no conocen a Cristo. Debemos proclamar las gloriosas cosas que Dios ha hecho y sigue haciendo en nuestra vida y en la vida de aquellos que nos rodean.

Queridos hermanos y hermanas, recordemos siempre la importancia de la ciudad de Dios en nuestras vidas. Recordemos que somos parte de un reino eterno y que debemos amar y valorar a la iglesia. Recordemos que somos llamados a compartir las buenas nuevas del evangelio con aquellos que aún no conocen a Cristo.

Cierro este artículo con las palabras del Salmo 87: “¡Oh, amada ciudad de Dios! ¡Qué hermoso es tu fundamento en el monte santo! Dios ama las puertas de Sion más que todos los lugares de Jacob. Gloriosas cosas se han dicho de ti, oh ciudad de Dios”. Que estas palabras nos inspiren y nos impulsen a vivir vidas de adoración, servicio y testimonio para la gloria de nuestro Dios.

¡Bendiciones en Cristo!

Salmos 87