Salmo 91 Y 23: Un Refugio Seguro en Dios
Salmo 91 Y 23: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes la maravillosa promesa que encontramos en el Salmo 91 Y 23. Este Salmo nos habla de la protección y el refugio seguro que encontramos en Dios. En medio de las adversidades y peligros de este mundo, podemos confiar en que nuestro Dios es nuestro amparo y fortaleza.
El Salmo comienza diciendo: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” Aquellos que buscan refugio en Dios, que han decidido vivir bajo Su protección, encontrarán descanso y paz en Su presencia. Nuestro Dios es un refugio seguro, un lugar donde podemos encontrar consuelo y seguridad en medio de cualquier situación.
El Salmo continúa diciendo: “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.” Nuestro Dios es nuestra esperanza, nuestro castillo, en quien podemos confiar plenamente. Él es nuestro defensor y protector, y en Él encontramos fuerzas para enfrentar cualquier dificultad que se presente en nuestra vida.
El Salmo también nos asegura que Dios nos librará de todo peligro: “Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.” Nuestro Dios es poderoso para librarnos de cualquier trampa del enemigo y para protegernos de cualquier enfermedad o calamidad que intente destruirnos. Él nos cubre con sus plumas y nos guarda bajo Sus alas, brindándonos seguridad y protección.
No debemos tener miedo, porque el Salmo nos dice: “No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.” Nuestro Dios es mayor que cualquier amenaza o temor que podamos enfrentar. Él nos guarda y nos protege en todo momento, tanto de día como de noche.
A medida que continuamos leyendo el Salmo, encontramos una promesa maravillosa: “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.” Cuando ponemos nuestra confianza en Dios y hacemos de Él nuestro refugio, Él nos guarda y nos protege de todo mal. Nuestra morada está bajo Su cuidado y nada nos podrá dañar.
Además, el Salmo nos asegura que Dios enviará ángeles para cuidarnos: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.” Nuestro Dios es tan amoroso que envía a sus ángeles para velar por nosotros y protegernos en cada paso que damos. Él nos sostiene en Sus manos para que nuestro pie no tropiece en piedra.
El Salmo concluye con una promesa de bendición y salvación: “Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.” Dios nos promete una vida plena, llena de bendiciones y protección. Él nos mostrará Su salvación y nos dará una eternidad junto a Él.
Queridos hermanos y hermanas, el Salmo 91 Y 23 nos recuerda la importancia de poner nuestra confianza en Dios y hacer de Él nuestro refugio. En medio de las dificultades y peligros de este mundo, podemos encontrar seguridad y protección en la sombra del Omnipotente. No importa cuán grandes sean los problemas que enfrentamos, nuestro Dios es más grande y poderoso para librarnos de todo mal.
Así que, pongamos nuestra esperanza en Dios, hagamos de Él nuestro castillo y confiemos en Su protección. No temamos, porque Él está con nosotros en todo momento. Que el Salmo 91 Y 23 sea nuestra fortaleza y guía en cada paso que demos.
“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente… Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.” Amén y amén.
Salmo 91 Y 23