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Salmos 108: Un canto de alabanza y fortaleza divina


Salmos 108:1-5 (RVR1960) «Mi corazón está dispuesto, oh Dios; cantaré y entonaré salmos; aún mi gloria. Despertad, salterio y arpa; me levantaré de mañana. Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos; te cantaré entre las naciones. Porque más grande que los cielos es tu misericordia, y hasta los confines de la tierra tu verdad. Exáltate sobre los cielos, oh Dios, y sobre toda la tierra sea tu gloria.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes un salmo que nos inspira a rendirle un verdadero y profundo culto a nuestro amado Dios. El Salmo 108 nos invita a alabar y adorar al Señor con todo nuestro ser, reconociendo su grandeza y misericordia.

En este salmo, el salmista expresa su corazón dispuesto a cantar salmos y a glorificar a Dios. Él nos enseña la importancia de despertar temprano para alabar al Señor con instrumentos musicales. Es un llamado a comenzar cada día con una actitud de gratitud y alabanza, reconociendo que el Señor merece ser exaltado en todo momento.

Nuestro Dios es digno de ser alabado entre los pueblos y cantado entre las naciones. Su misericordia es más grande que los cielos y su verdad se extiende hasta los confines de la tierra. Este salmo nos recuerda que nuestro Dios es un Dios universal, que debe ser adorado y glorificado en todas partes. No importa cuál sea nuestra nacionalidad o idioma, el Señor merece ser exaltado en todas las naciones.

Es importante destacar que este salmo nos enseña a reconocer la grandeza de Dios en todas las circunstancias de nuestra vida. A veces, nos encontramos en situaciones difíciles, donde parece que todo está en contra nuestra. Sin embargo, el Salmo 108 nos recuerda que Dios es más grande que cualquier problema o dificultad que enfrentemos. Él es el único que puede cambiar nuestras situaciones y traer la victoria a nuestras vidas.

Hermanos y hermanas, debemos aprender a exaltarnos sobre los cielos y sobre toda la tierra, proclamando la gloria de nuestro Dios. Nuestra adoración no debe estar limitada a los momentos de culto en la iglesia, sino que debe ser una forma de vida. Debemos vivir una vida de adoración, reconociendo la grandeza de nuestro Dios en cada área de nuestra vida.

Cuando nos enfrentemos a desafíos, recordemos que el Señor es nuestro refugio y fortaleza. Él es el que nos capacita para vencer cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino. No importa cuán difícil sea la situación, podemos confiar en que Dios nos dará la victoria.

Así que, queridos hermanos y hermanas, alabemos al Señor con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas. Reconozcamos su grandeza y misericordia en cada aspecto de nuestra vida. Despertemos temprano para dedicarle tiempo de calidad en oración y adoración. Recordemos que nuestro Dios es más grande que cualquier problema o dificultad que enfrentemos.

Que el Salmo 108 sea nuestro himno de adoración y alabanza, donde exaltemos la gloria de nuestro Dios. Que nuestras vidas sean testimonio de su grandeza y amor.

Salmos 108:1-5 (RVR1960) «Mi corazón está dispuesto, oh Dios; cantaré y entonaré salmos; aún mi gloria. Despertad, salterio y arpa; me levantaré de mañana. Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos; te cantaré entre las naciones. Porque más grande que los cielos es tu misericordia, y hasta los confines de la tierra tu verdad. Exáltate sobre los cielos, oh Dios, y sobre toda la tierra sea tu gloria.»

Que este salmo sea una fuente de inspiración y aliento en su vida diaria. Que el Señor les bendiga y les guíe en todo momento.

Amén.