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Salmos 135: ¡Alabad al Señor! ¡Gloria a su nombre!


Salmos 135: ¡Alabemos al Dios de los dioses!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero dirigirme a ustedes para compartir una palabra de aliento y esperanza basada en el hermoso Salmo 135. Este salmo nos invita a reflexionar sobre la grandeza y el poder de nuestro Dios, quien merece toda nuestra alabanza y adoración.

En este mundo lleno de distracciones y preocupaciones, es fácil perder de vista la majestuosidad de nuestro Creador. Sin embargo, este salmo nos recuerda que Dios está por encima de todos los dioses y señores de este mundo. Él es el Dios supremo, el único digno de recibir nuestra reverencia y alabanza.

Cuando nos sumergimos en la lectura de este salmo, somos recordados de las maravillas que Dios ha hecho en la historia de su pueblo. Desde la liberación de Israel de Egipto hasta su provisión diaria, Dios ha demostrado una y otra vez su amor y fidelidad. No podemos dejar de alabarle por sus grandes obras y su cuidado constante.

Hermanos y hermanas, ¿no es maravilloso saber que servimos a un Dios que es poderoso y misericordioso al mismo tiempo? A lo largo del Salmo 135, podemos ver cómo el pueblo de Israel alababa a Dios por su poderío en la naturaleza y en la historia. Nosotros también podemos unirnos a esa alabanza, sabiendo que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre.

Nuestro Dios no solo es poderoso, sino que también es compasivo y lleno de gracia. Él escucha nuestras oraciones y responde a nuestras necesidades. En medio de las dificultades y los desafíos, podemos confiar en su amoroso cuidado. Así como el salmista nos recuerda, «Porque yo sé que Jehová es grande, y nuestro Señor, sobre todos los dioses» (Salmos 135:5).

Cuando enfrentamos tiempos difíciles, podemos encontrar consuelo en la certeza de que Dios está con nosotros. Él es nuestro refugio y fortaleza, siempre dispuesto a extender su mano para ayudarnos. No importa cuán grandes sean nuestras pruebas, podemos confiar en que Dios tiene el control y nos guiará en su perfecta voluntad.

Hermanos y hermanas, mientras recorremos el camino de la vida, recordemos siempre alabar y adorar al Dios de los dioses. Nuestra alabanza no debe ser solo palabras vacías, sino una expresión sincera de gratitud y reverencia hacia aquel que nos ha creado y nos sostiene cada día.

En este Salmo 135, encontramos una hermosa invitación a alabar a Dios en todas las circunstancias. Que nuestras voces se unan en un coro de alabanza, declarando su grandeza y amor. Que nuestra adoración sea una respuesta a su fidelidad y misericordia.

En conclusión, queridos hermanos y hermanas, recordemos siempre que nuestro Dios es digno de toda alabanza y adoración. Que nuestras vidas reflejen su grandeza y amor a través de nuestras acciones y palabras. Sigamos confiando en su poder y misericordia, sabiendo que Él está siempre con nosotros.

Salmos 135: «Alabad el nombre de Jehová; Alabadle, siervos de Jehová» (Salmos 135:1).

Que Dios les bendiga y les fortalezca en su caminar con Él. Amén.

Salmos 135: ¡Alabemos al Dios de los dioses!