Salmos 19:8 (RVR 1960):
“Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes una hermosa verdad que encontramos en el libro de los Salmos, específicamente en el capítulo 19, versículo 8. Este versículo nos muestra la importancia y el impacto que tienen los mandamientos de Dios en nuestra vida.
En primer lugar, el salmista nos dice que los mandamientos de Jehová son rectos. Esto significa que los mandamientos de Dios son perfectos y sin defecto. No hay error en ellos, ya que provienen de un Dios perfecto. Cuando seguimos sus mandamientos, estamos caminando por el camino correcto, el camino que Dios ha trazado para nosotros. Al seguir sus mandamientos, evitamos caer en errores y pecados que pueden dañarnos y alejarnos de la voluntad de Dios.
Además, los mandamientos de Dios alegran el corazón. Cuando obedecemos los mandamientos de Dios, encontramos gozo y alegría en nuestro corazón. No hay mayor alegría que vivir en obediencia a nuestro amado Padre celestial. Su Palabra nos guía y nos muestra el camino hacia la verdadera felicidad y plenitud. Al seguir sus mandamientos, experimentamos el gozo que solo proviene de una relación íntima con Dios.
El precepto de Jehová es puro y alumbra los ojos. La Palabra de Dios es pura y clara. Nos muestra la verdad en medio de un mundo confuso y oscuro. Cuando meditamos en sus mandamientos y preceptos, nuestras mentes son iluminadas y nuestras perspectivas cambian. Vemos las cosas desde la perspectiva de Dios y podemos discernir entre lo bueno y lo malo. La Palabra de Dios nos da sabiduría y nos guía en cada paso que damos.
En nuestra vida diaria, muchas veces nos encontramos con decisiones difíciles y situaciones complicadas. Es en esos momentos que necesitamos recordar los mandamientos de Dios. Debemos buscar su guía y dirección en su Palabra. Sus mandamientos nos muestran cómo debemos vivir, cómo debemos tratar a los demás, cómo debemos honrarle y cómo debemos amarle. No importa cuán difícil sea la situación, la respuesta siempre se encuentra en los mandamientos de Dios.
Hermanos y hermanas, hoy les animo a meditar en Salmos 19:8. Recordemos que los mandamientos de Dios son rectos, que alegran el corazón y que su precepto es puro y alumbra los ojos. Sigamos buscando a Dios a través de su Palabra y permitamos que sus mandamientos guíen nuestras vidas. Al hacerlo, experimentaremos la paz, el gozo y la plenitud que solo provienen de una relación íntima con nuestro Padre celestial.
En conclusión, los mandamientos de Dios son rectos y perfectos. Nos guían por el camino correcto y nos alegran el corazón. Su Palabra es pura y nos ilumina en medio de la oscuridad. Sigamos buscando a Dios a través de su Palabra y permitamos que sus mandamientos moldeen nuestras vidas. Que cada decisión que tomemos esté basada en sus mandamientos y preceptos. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de su amor y su gracia.
“Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.” (Salmos 19:8, RVR 1960).
Que Dios les bendiga abundantemente.
**Salmos 19:8 (RVR 1960):
“Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.”**