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Salmos 22:24 brinda consuelo y esperanza en tiempos difíciles


Salmos 22:24 – «Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó».

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero enfocar nuestra atención en este versículo poderoso de Salmos 22:24. A medida que nos sumergimos en la Palabra de Dios, encontramos consuelo, aliento y dirección. Este versículo en particular nos recuerda que nuestro Dios no menosprecia ni abomina nuestras aflicciones. Él no aparta su rostro de nosotros cuando clamamos a Él. Por el contrario, Él nos oye y está atento a nuestras necesidades.

En este mundo lleno de problemas y dificultades, es fácil sentirnos solos y desamparados. La aflicción puede abrumarnos y hacernos creer que Dios nos ha abandonado. Sin embargo, Salmos 22:24 nos asegura que Dios está cerca de los que sufren. Él no se aleja de nosotros en nuestros momentos más difíciles, sino que se acerca aún más. Podemos encontrar consuelo en la certeza de que Dios está presente en cada lágrima que derramamos y en cada suspiro de dolor.

Cuando enfrentamos tribulaciones, es natural buscar ayuda y consuelo. Sin embargo, a menudo nos decepcionamos cuando aquellos en quienes confiamos nos fallan o no comprenden nuestras luchas. Pero en Salmos 22:24, Dios nos asegura que Él nunca nos abandonará ni nos rechazará. Él entiende nuestras aflicciones y se compadece de nosotros. Su amor por nosotros es incondicional y eterno.

Es importante recordar que Dios no solo escucha nuestras oraciones, sino que también responde a ellas. Cuando clamamos a Él, Él nos oye y actúa en nuestro favor. No siempre recibiremos respuestas inmediatas o de la forma que esperamos, pero podemos confiar en que Dios está obrando en nuestras vidas. A veces, las respuestas a nuestras oraciones pueden venir en forma de fuerza y paz interior para enfrentar las dificultades. Otras veces, pueden manifestarse como puertas que se abren o soluciones inesperadas.

El versículo de Salmos 22:24 nos anima a perseverar en nuestra fe y confianza en Dios, incluso en medio de la aflicción. No debemos desmayar ni perder la esperanza, porque nuestro Dios está con nosotros. Él nos sostendrá y nos fortalecerá en cada paso del camino. No importa cuán oscuro sea nuestro valle, podemos estar seguros de que Dios nos guiará y nos llevará a través de él.

Hermanos y hermanas, hoy les animo a aferrarse a las promesas de Dios en Salmos 22:24. Confíen en que Él no menospreciará ni abominará sus aflicciones. Clamen a Él en oración, porque Él les oirá. No importa cuán difícil sea su situación, recuerden que Dios está con ustedes y nunca los dejará solos. Él es su refugio y fortaleza en tiempos de angustia.

En conclusión, recordemos estas palabras poderosas de Salmos 22:24: «Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó». Que estas palabras sean un recordatorio constante de la fidelidad y amor incondicional de nuestro Dios. Confíen en Él, busquen Su presencia y experimenten el consuelo y la paz que solo Él puede brindar.

Salmos 22:24 – «Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando clamó a él, le oyó».