Salmos 30:12 – “Para que mi gloria cante alabanzas a ti, y no se calle. Jehová Dios mío, siempre te alabaré.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes la maravillosa promesa que encontramos en el Salmo 30:12. Esta hermosa declaración nos invita a alabar y glorificar a nuestro Dios en todo momento, sin importar las circunstancias que estemos enfrentando.
La vida está llena de altibajos, de momentos de alegría y de tristeza, de victorias y de derrotas. Pero en medio de todo esto, Dios nos llama a alabarle y a darle la gloria. ¿Por qué? Porque Él es el autor de nuestra vida, nuestro protector y nuestro proveedor. Él merece todo nuestro reconocimiento y gratitud.
Cuando nos encontramos en momentos de adversidad, es fácil caer en la desesperanza y en el desánimo. Pero el Salmo 30:12 nos recuerda que debemos alabar a Dios incluso en medio de las pruebas. No debemos guardar silencio, sino que debemos levantar nuestra voz y cantar alabanzas a nuestro Señor.
Cuando alabamos a Dios en medio de las dificultades, estamos declarando nuestra confianza en Él. Estamos reconociendo que a pesar de las circunstancias, Él tiene el control y nos llevará a través de ellas. Alabarlo no solo nos conecta con su poder y su gracia, sino que también nos llena de paz y esperanza.
Imagínense lo que sucede cuando alabamos a Dios en los momentos de alegría y de victoria. Nuestra alabanza se convierte en un testimonio vivo de su amor y fidelidad. Nosotros, como creyentes, tenemos la responsabilidad de ser un reflejo de la gloria de Dios en todo momento. Alabarlo nos permite compartir su luz y su amor con aquellos que nos rodean.
El Salmo 30:12 también nos enseña que la alabanza debe ser constante. No es algo que debemos hacer solo cuando nos va bien, sino que debemos alabar a Dios siempre. No importa si estamos pasando por pruebas o si estamos disfrutando de bendiciones, nuestra boca debe estar llena de alabanza y gratitud hacia nuestro Señor.
La alabanza nos conecta con la presencia de Dios y nos ayuda a enfocarnos en lo que realmente importa. Nos recuerda que nuestra vida no se trata de nosotros mismos, sino de glorificar a nuestro Creador. Cuando nos olvidamos de esto, caemos en el egoísmo y en la autosuficiencia. Pero alabando a Dios, reconocemos que todo lo que tenemos y somos es gracias a Él.
En conclusión, el Salmo 30:12 es una invitación a alabar y glorificar a nuestro Dios en todo momento. No importa las circunstancias que estemos enfrentando, debemos levantar nuestra voz y cantar alabanzas a nuestro Señor. La alabanza nos conecta con su poder y gracia, nos llena de paz y esperanza, y nos permite ser testigos vivos de su amor y fidelidad.
Hermanos y hermanas, recordemos siempre este hermoso versículo y pongámoslo en práctica en nuestra vida diaria. Alabemos a nuestro Dios en todo momento, para que su gloria sea proclamada y su nombre sea exaltado. Jehová Dios nuestro, siempre te alabaremos.
Salmos 30:12 – “Para que mi gloria cante alabanzas a ti, y no se calle. Jehová Dios mío, siempre te alabaré.”
Que esta palabra sea un recordatorio constante de la importancia de la alabanza en nuestra vida como creyentes. Que nos motive a ser fieles adoradores y a reconocer el poder y la gracia de nuestro Dios en todo momento. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de su amor y fidelidad. ¡Gloria a Dios!
Salmos 30:12 – “Para que mi gloria cante alabanzas a ti, y no se calle. Jehová Dios mío, siempre te alabaré.”