Salmos 63:3-4 en la versión Reina Valera de la Biblia nos dice: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos”.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes la poderosa verdad de estos versículos inspiradores. En medio de nuestras luchas y desafíos diarios, a menudo olvidamos la importancia de la misericordia de Dios en nuestras vidas. Pero el Salmo 63:3-4 nos recuerda que la misericordia de Dios es mejor que la propia vida.
Cuando reflexionamos sobre esta verdad, nos damos cuenta de que no importa cuánto éxito, riqueza o poder tengamos en este mundo, nada se compara con la misericordia de nuestro amado Padre celestial. Su misericordia trasciende nuestras circunstancias y nos sostiene en los momentos más difíciles. Es un regalo inmerecido que recibimos cada día, y debemos estar agradecidos por ello.
El salmista nos enseña que nuestros labios deben alabar a Dios por su misericordia. A través de nuestras palabras y acciones, debemos reconocer y proclamar la bondad de Dios en nuestras vidas. Nuestras alabanzas deben ser constantes, no solo cuando las cosas van bien, sino también en medio de las pruebas y tribulaciones. Al alabar a Dios, traemos honra y gloria a su nombre, y nos conectamos de manera más profunda con su presencia.
Además, el salmista nos anima a bendecir a Dios en nuestra vida diaria. No se trata solo de alabarlo en momentos específicos de adoración, sino de vivir cada día en un continuo reconocimiento de su presencia y bondad. En cada paso que damos, en cada palabra que decimos, debemos buscar glorificar a Dios y bendecir su nombre. No importa cuál sea nuestra ocupación o situación, podemos encontrar formas de honrar a Dios y bendecirlo con nuestras acciones.
El salzamista también nos muestra el poder de alzar nuestras manos en el nombre de Dios. Este gesto físico puede parecer simple, pero tiene un significado profundo. Al levantar nuestras manos, estamos simbolizando una entrega total a Dios, confiando en su poder y soberanía sobre nuestras vidas. Estamos reconociendo que nuestras vidas están en sus manos y que él es nuestro refugio y fortaleza.
Queridos hermanos y hermanas, en este día, los invito a meditar en el Salmo 63:3-4 y permitir que sus palabras penetren en lo profundo de su corazón. Que la misericordia de Dios sea lo más preciado para ustedes, más que cualquier cosa en este mundo. Que sus labios estén llenos de alabanzas y bendiciones hacia nuestro amado Padre celestial. Que sus manos se eleven en adoración y entrega a Dios.
Recuerden que la misericordia de Dios es un regalo inmerecido y abundante. No importa cuál sea su situación actual, su misericordia siempre está disponible para ustedes. Pueden confiar en su amor inagotable y encontrar consuelo en su abrazo eterno.
Que la gracia de Dios les acompañe en cada paso que den y que su misericordia les guíe en todo momento. Que sus labios alaben a Dios y sus manos se eleven en adoración y entrega. Porque mejor es su misericordia que la vida; sus labios le alabarán. Así le bendecirán en su vida; en su nombre alzarán sus manos.
Salmos 63:3-4.