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Salmos 88: Un grito desgarrador de angustia y esperanza


Salmos 88: ¡Una invitación a encontrar esperanza en medio de la oscuridad!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes un pasaje de las Escrituras que puede que no sea tan conocido o popular como otros salmos, pero que contiene un mensaje poderoso y relevante para nuestras vidas. Me refiero al Salmo 88. Permítanme sumergirnos en este texto sagrado y descubrir juntos las verdades que Dios tiene para nosotros.

El Salmo 88 comienza con un grito desgarrador del salmista: «Oh Jehová, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti» (Salmos 88:1). Estas palabras nos revelan el corazón angustiado del salmista, su necesidad de Dios y su deseo de ser escuchado. Todos hemos pasado por momentos de oscuridad y desesperación, donde nuestras súplicas parecen no ser respondidas. Sin embargo, este salmo nos enseña que incluso en medio de la aflicción más profunda, podemos acudir a Dios y confiar en su misericordia.

El salmista continúa describiendo su situación: «Mi vida está llena de problemas y mi alma está al borde del sepulcro» (Salmos 88:3). Estas palabras revelan una realidad cruda y honesta. La vida a veces nos lleva a lugares oscuros y desolados, donde sentimos que estamos al borde del abismo. Sin embargo, aunque el salmista se encuentra en un estado de profunda tristeza y desesperanza, no se aparta de Dios. Él clama a Dios en medio de su dolor, reconociendo que solo en Él encontrará consuelo y salvación.

Es importante destacar que el salmista no oculta sus sentimientos de tristeza y desesperación. Él se dirige directamente a Dios, expresando su angustia y desahogando su corazón. A menudo, en nuestra vida cristiana, tendemos a ocultar nuestras luchas y aparentar que todo está bien. Sin embargo, el Salmo 88 nos enseña que es saludable y necesario acudir a Dios con nuestras cargas y angustias. Él es nuestro refugio y fortaleza en tiempos de necesidad.

A medida que avanzamos en el Salmo 88, encontramos una serie de preguntas que el salmista hace a Dios: «¿Por qué me desechas, oh Jehová? ¿Por qué escondes de mí tu rostro?» (Salmos 88:14). Estas preguntas revelan la confusión y el dolor que el salmista experimenta. Sin embargo, a pesar de su desconcierto, el salmista sigue buscando a Dios. Él no se rinde en su fe y persiste en clamar a su Creador.

Queridos hermanos y hermanas, el Salmo 88 nos enseña que es válido y necesario expresar nuestras dudas y preguntas a Dios. Él no se ofende cuando le presentamos nuestros interrogantes y confusiones. Al contrario, Él nos invita a confiar en Él y a depositar nuestras cargas en sus manos amorosas. No importa cuán oscuro sea nuestro camino, Dios está allí para guiarnos y sostenernos.

Al final del Salmo 88, el salmista concluye con estas palabras: «Tú has apartado de mí amigos y compañeros; a mis conocidos los pusiste en abominación» (Salmos 88:18). Estas palabras pueden parecer desesperanzadoras, pero es importante notar que, a pesar de su situación, el salmista no se aleja de Dios. Él sigue clamando a Dios como su única esperanza y refugio.

Queridos hermanos y hermanas, el Salmo 88 nos recuerda que incluso en medio de la oscuridad más profunda, podemos encontrar esperanza en Dios. Podemos clamar a Él con nuestras cargas y confiar en su fidelidad. Él nunca nos abandona y siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones.

En conclusión, el Salmo 88 es un recordatorio poderoso de que, aunque enfrentemos momentos difíciles y desafiantes, podemos confiar en Dios y encontrar esperanza en Él. Que este salmo sea una fuente de aliento y fortaleza para nuestras vidas. No importa cuán oscuro sea nuestro camino, podemos levantar nuestros ojos al cielo y decir con fe: «Oh Jehová, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti» (Salmos 88:1).

Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde nuestros corazones y nuestras mentes en Cristo Jesús (Filipenses 4:7). Amén.

Salmos 88: ¡Una invitación a encontrar esperanza en medio de la oscuridad!