Salmos 63:3 – “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
¡Qué bendición es encontrarnos una vez más en la presencia del Señor! Hoy, quiero compartir con ustedes una poderosa verdad que se encuentra en el Salmo 63:3. Este versículo nos recuerda la bondad y la misericordia incomparables de nuestro Dios. Nos enseña que su amor supera cualquier cosa que podamos experimentar en esta vida. Es una promesa que nos llena de esperanza y nos anima a alabarle de todo corazón.
La vida en este mundo puede ser desafiante y llena de dificultades. A veces, nos encontramos en situaciones en las que nos sentimos desamparados, solos e incluso desesperados. Pero en medio de nuestras luchas, debemos recordar que la misericordia de Dios es más valiosa que cualquier cosa que podamos tener. Su amor inagotable es nuestro refugio y fortaleza en tiempos de angustia.
Cuando el salmista David escribió estas palabras, estaba atravesando por momentos difíciles. Su vida estaba en peligro, y su alma anhelaba estar en la presencia de Dios. Él entendía que la misericordia de Dios era su sustento y su vida misma. No importaba cuán grande fuera su aflicción, su enfoque siempre estaba en la grandeza de su Dios.
Hermanos, en medio de nuestras circunstancias, debemos aprender de David y fijar nuestros ojos en el Señor. Él es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones (Salmo 46:1). No importa cuán difíciles sean las pruebas que enfrentamos, debemos recordar que la misericordia de Dios es mayor que cualquier cosa que podamos enfrentar.
Cuando reconocemos la grandeza de la misericordia de Dios, nuestros labios se llenan de alabanza y adoración. Es imposible permanecer en silencio cuando entendemos el inmenso amor que Dios nos tiene. Él nos ha amado con un amor eterno y ha extendido su misericordia sobre nuestras vidas. ¿Cómo podemos nosotros, entonces, no alabarle con todo nuestro ser?
Quiero animarles a que, en medio de sus pruebas y dificultades, levanten sus voces en alabanza al Señor. Declaremos con gozo y gratitud que Su misericordia es mejor que la vida misma. Aunque podamos pasar por momentos oscuros, podemos confiar en que Dios está con nosotros y que su misericordia nos sostendrá.
Cuando alabamos a Dios en todo momento, nuestra perspectiva cambia. Ya no nos enfocamos en nuestras circunstancias, sino en la grandeza de nuestro Dios. Nuestros problemas se vuelven más pequeños a medida que magnificamos a Aquel que puede hacer todas las cosas. La alabanza es una poderosa herramienta que nos ayuda a mantener nuestros ojos en Jesús, nuestro Salvador.
En conclusión, queridos hermanos y hermanas, recordemos siempre que la misericordia de Dios es mejor que la vida misma. Su amor es infinito y su poder es inigualable. En medio de nuestras luchas, confiemos en que Él está con nosotros, sosteniéndonos con su misericordia. Alabémosle con todo nuestro ser y declaremos sin cesar que su misericordia es inigualable.
Que este versículo sea un recordatorio constante en nuestras vidas, tanto en los momentos de alegría como en los momentos de tribulación. Que nuestras palabras y acciones siempre reflejen la grandeza de nuestro Dios, quien nos ama con un amor eterno. Recordemos siempre, “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.”
¡Bendiciones en el nombre de Jesús!
Salmos 63:3 – “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.”