Texto Bíblico: Es Mejor Dar que Recibir
¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy quiero compartir con ustedes un hermoso mensaje basado en un texto bíblico que todos conocemos y que nos enseña una poderosa lección: “Es mejor dar que recibir”. Este principio de generosidad se encuentra en Hechos 20:35, donde el apóstol Pablo dice: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”.
Cuando leemos esta frase, podemos sentir la intensidad y profundidad de sus palabras. Es una verdad universalmente aceptada y, sin embargo, a menudo nos olvidamos de su importancia en nuestras vidas diarias. Vivimos en un mundo que nos enseña a buscar nuestra propia satisfacción y a acumular cosas materiales, pero la Palabra de Dios nos recuerda que el verdadero gozo y bendición se encuentran en dar.
Dar no solo se trata de dar dinero o posesiones materiales, sino también de dar nuestro tiempo, amor, apoyo y compasión a aquellos que nos rodean. Jesús mismo nos dio el ejemplo perfecto de generosidad al sacrificar su vida en la cruz por nosotros. Él nos enseñó que el amor auténtico se manifiesta a través de acciones concretas, y una de esas acciones es dar.
Cuando damos, no solo estamos bendiciendo a otros, sino que también nos estamos bendiciendo a nosotros mismos. La generosidad nos libera del egoísmo y el afán de acumular, y nos permite experimentar la alegría y satisfacción que proviene de ayudar a los demás. La Biblia nos dice en Proverbios 11:25: “El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Dios promete bendecir abundantemente a aquellos que dan de corazón, y Él cumple Su palabra.
No siempre es fácil dar, especialmente cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles o cuando nuestras propias necesidades parecen ser más apremiantes. Sin embargo, debemos recordar que nuestro modelo a seguir, Jesús, nos enseñó que dar es más bendecido que recibir. Él nos anima a confiar en Su provisión y a ser canales de Su amor y gracia hacia los demás.
Cuando damos, también estamos reflejando el carácter de Dios. Él es el dador por excelencia, y todo lo que tenemos proviene de Su mano generosa. El Salmo 145:16 nos dice: “Abres tu mano y colmas de bendición a todo ser viviente”. Cuando damos, estamos siendo participantes de la obra de Dios en la tierra, extendiendo Su amor y compasión a aquellos que más lo necesitan.
Hermanos y hermanas, quiero animarles a vivir una vida de generosidad. No esperemos a tener mucho para empezar a dar, porque la generosidad no se trata de la cantidad, sino de la actitud del corazón. Incluso cuando parezca que tenemos poco, podemos encontrar formas de dar y bendecir a otros. Recuerden las palabras de Jesús: “Más bienaventurado es dar que recibir”.
Cuando damos, estamos sembrando semillas de amor y bondad que producirán frutos duraderos. Nuestro acto de generosidad puede marcar la diferencia en la vida de alguien, brindándoles esperanza, consuelo y aliento. Además, cuando damos, estamos almacenando tesoros en el cielo, donde la verdadera recompensa nos espera.
En conclusión, el principio bíblico de “Es mejor dar que recibir” nos desafía a vivir una vida de generosidad y amor hacia los demás. Al seguir el ejemplo de Jesús, podemos experimentar la alegría y satisfacción que proviene de dar y ser una bendición para los demás. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo del amor de Dios, y que siempre recordemos: “Más bienaventurado es dar que recibir”.
Texto Bíblico: Es Mejor Dar que Recibir.