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Texto Bíblico: Mi alegría al escuchar las palabras que me decían


Texto Bíblico: «Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.» (Salmos 122:1)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes una porción de la Palabra de Dios que nos llena de gozo y nos inspira a acercarnos a la presencia del Señor. El Salmo 122:1 nos dice: «Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos». Estas palabras nos invitan a reflexionar sobre la importancia de congregarnos y reunirnos en la casa de Dios.

En este verso, el salmista expresa su alegría y emoción al recibir la invitación de ir a la casa de Jehová. Él no solo se regocija por la oportunidad de adorar a Dios, sino también por la compañía de aquellos que comparten su deseo de buscar al Señor. En la comunidad de creyentes, encontramos consuelo, apoyo y aliento mutuo.

Cuando nos reunimos en la casa de Dios, experimentamos la presencia del Espíritu Santo de una manera especial. Es un lugar donde podemos dejar a un lado las preocupaciones y las cargas de la vida cotidiana, y enfocarnos en la adoración y la comunión con nuestro Salvador. En la iglesia, encontramos refugio y renovación espiritual.

No debemos subestimar el poder transformador que tiene la adoración en comunidad. Al reunirnos como iglesia, compartimos nuestras alegrías y tristezas, nuestras victorias y derrotas. Nos animamos unos a otros y nos edificamos mutuamente en la fe. La Biblia nos insta a no dejar de congregarnos, porque cuando nos reunimos en el nombre de Jesús, él está presente en medio de nosotros (Mateo 18:20).

En la casa de Jehová, también recibimos enseñanzas y exhortaciones que nos guían en nuestro caminar con Dios. Los líderes espirituales nos instruyen en la Palabra y nos animan a vivir vidas piadosas. La comunión de los santos nos desafía a crecer en nuestra relación con Dios y a desarrollar un carácter más parecido al de Cristo.

Además, cuando nos congregamos en la casa de Dios, tenemos la oportunidad de ministrar y ser ministrados. Cada uno de nosotros tiene dones y talentos únicos que podemos utilizar para bendición de los demás. Podemos orar unos por otros, compartir nuestras experiencias de fe y ayudarnos mutuamente en momentos de necesidad.

Queridos hermanos y hermanas, no subestimemos el valor de la iglesia y la importancia de congregarnos en la casa de Jehová. A través de la adoración, la enseñanza, la comunión y el ministerio, somos fortalecidos y equipados para cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas.

Así que, cuando escuchemos el llamado a congregarnos en la casa de Jehová, respondamos con alegría y entusiasmo. No permitamos que ninguna excusa nos aleje de la comunión de los santos. Recordemos siempre las palabras del salmista: «Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos».

Que este versículo sea un recordatorio constante de nuestro compromiso de buscar a Dios en comunidad y de nuestra responsabilidad de edificar y ser edificados por nuestros hermanos y hermanas en la fe. Que cada vez que nos reunamos en la casa de Jehová, experimentemos una renovación espiritual y un gozo indescriptible.

Hermanos y hermanas, ¡no olvidemos el poder y la bendición de congregarnos en la casa de Jehová! Que nuestra respuesta a aquellos que nos invitan a adorar a Dios sea siempre afirmativa y llena de alegría. Que nuestra vida sea un testimonio vivo de nuestro amor y devoción a nuestro amado Salvador.

Texto Bíblico: «Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.» (Salmos 122:1)

Que el Señor nos siga guiando y bendiciendo mientras buscamos su presencia en la casa de Jehová. Amén.