Versículo de la Biblia para Aniversario de Bodas
¡Bienvenidos queridos hermanos y hermanas en Cristo a este día tan especial en el que celebramos un aniversario de bodas! Es un privilegio estar aquí junto a ustedes, compartiendo en esta ocasión de alegría y gratitud hacia Dios por su fidelidad y amor incondicional.
El matrimonio es una institución sagrada, diseñada por Dios desde el principio de la creación. En Génesis 2:24 leemos: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne». Esta unión es más que una simple unión física, es una unión de almas, de propósitos y de sueños compartidos.
A lo largo de estos años de matrimonio, ustedes han experimentado juntos los altibajos de la vida, han enfrentado desafíos y pruebas, pero también han disfrutado de momentos de felicidad y bendición. En cada uno de esos momentos, Dios ha estado presente, sosteniéndolos, fortaleciéndolos y guiándolos.
En Proverbios 18:22 encontramos un versículo que nos recuerda la importancia de un buen cónyuge: «El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová». Dios ha sido generoso al bendecionarles con el regalo mutuo de su compañía y amor. Su matrimonio es una evidencia palpable de la gracia y el favor de Dios en sus vidas.
En este aniversario, es importante recordar que el amor verdadero no es simplemente un sentimiento, sino una elección diaria de amar y servir al otro. En 1 Corintios 13:4-7 leemos: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta». Este pasaje nos muestra cómo es el amor verdadero, aquel que nos llama a ser pacientes, amables, desinteresados y a perdonar.
Queridos hermanos y hermanas, en este día quiero animarles a seguir cultivando su amor y compromiso mutuo. Recuerden que el matrimonio es una carrera de resistencia, en la que es necesario perseverar y no desistir. En Hebreos 12:1-2 encontramos una exhortación poderosa: «Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe».
En cada aniversario de bodas, debemos recordar que no estamos solos en esta carrera. Tenemos a Dios como nuestro guía y fortaleza. Él es quien nos da la sabiduría y el amor necesarios para enfrentar cualquier desafío. En Filipenses 4:13 leemos: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Permítanme recordarles que su matrimonio es una oportunidad para reflejar el amor de Cristo en sus vidas y en su hogar.
En este aniversario, no olviden agradecer a Dios por su amor y por el don maravilloso del matrimonio. Agradezcan también por la familia y los amigos que les han apoyado y acompañado en este camino. Y sobre todo, agradezcan al Señor por su fidelidad y bondad, que les ha permitido llegar hasta este día de celebración.
Que el amor de Dios siga siendo el fundamento de su matrimonio, el motor que les impulse a amarse y respetarse mutuamente. Que el Espíritu Santo les guíe y les dé sabiduría en cada decisión que tomen como pareja. Y que en su vida juntos, puedan experimentar la plenitud y la bendición que proviene de vivir en obediencia a la Palabra de Dios.
Versículo de la Biblia para Aniversario de Bodas: «Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre» (Mateo 19:6).
En este día de celebración, les animo a que siempre tengan presente este versículo de la Biblia para Aniversario de Bodas. Que sea un recordatorio constante de que su unión es sagrada y que Dios es el centro de su matrimonio. Que su amor mutuo se fortalezca día a día, y que juntos puedan alcanzar la plenitud y el propósito que Dios ha diseñado para ustedes.
Que Dios les bendiga hoy y siempre. Amén.
Versículo de la Biblia para Aniversario de Bodas: «Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre» (Mateo 19:6).