Versículo 1: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra.» (Génesis 1:1)
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes una verdad poderosa y trascendental que se encuentra en el primer versículo de la Biblia. Este versículo, en su simplicidad y claridad, establece los cimientos de nuestra fe y revela la grandiosidad de nuestro Dios. Permítanme repetirlo una vez más: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra.»
En este verso, encontramos la esencia misma de la existencia y el origen de todo lo que conocemos. Dios, en Su infinito poder y sabiduría, fue el creador de los cielos y la tierra. Él, el Todopoderoso, trajo a la existencia todo lo que vemos y lo que no vemos. Desde el vasto universo con sus incontables estrellas hasta la más pequeña partícula de polvo, todo fue creado por Él.
Cuando reflexionamos sobre esta verdad, nuestra mente y corazón se llenan de asombro y reverencia hacia nuestro Creador. Él es el arquitecto divino que diseñó y formó cada detalle de este mundo maravilloso en el que vivimos. Cada puesta de sol, cada montaña imponente, cada río que fluye y cada criatura asombrosa, todo es resultado de la obra maestra de Dios.
Pero este versículo también nos habla de un principio fundamental: el principio de la creación. Dios, en Su infinito amor y gracia, decidió crear este mundo y todo lo que hay en él. No fue un accidente cósmico o una casualidad fortuita, sino un acto deliberado y planificado por nuestro Dios amoroso.
Al comprender esto, nos damos cuenta de que nuestras vidas también tienen un propósito y un significado. No somos productos del azar, sino seres creados a imagen y semejanza de Dios. Como hijos e hijas de nuestro Creador, tenemos un propósito divino y una misión en esta tierra.
Dios nos ha dado la capacidad de amar, de soñar, de crear y de experimentar la plenitud de la vida. Él nos ha dotado de dones y talentos únicos para que podamos contribuir al bienestar de nuestro prójimo y a la construcción de Su reino. No importa cuál sea nuestra posición en la sociedad o cuáles sean nuestras circunstancias, todos tenemos un papel importante en el plan de Dios.
En este versículo, también encontramos el poder de la palabra de Dios. «En el principio creó Dios…» Su palabra fue suficiente para traer a la existencia todo lo que vemos. Del mismo modo, Su palabra es poderosa y eficaz para transformar nuestras vidas. A través de la Biblia, Dios nos habla, nos guía y nos revela Su voluntad. Sus promesas son verdaderas y seguras, y Su amor es inagotable.
En conclusión, queridos hermanos y hermanas, el primer versículo de la Biblia nos invita a reflexionar sobre la grandeza de nuestro Dios y el propósito de nuestra existencia. Somos creación de un Dios amoroso y tenemos un papel importante en Su plan. No importa cuáles sean los desafíos que enfrentemos, recordemos siempre que «En el principio creó Dios los cielos y la tierra.»
Que este versículo nos inspire a vivir nuestras vidas en plena confianza en el poder y la soberanía de nuestro Creador. Que nos recuerde que somos amados y valorados por Aquel que nos creó. Y que siempre busquemos conocer más de Su palabra, para que podamos ser transformados por ella y vivir en plenitud según Su voluntad.
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra.» Amén.
Versículo 1: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra.» (Génesis 1:1)